Nueve de cada 10 proyectos inmobiliarios incumplen los plazos de entrega
La mala gestión de los datos cuesta a las empresas más del 16% de sus ingresos anuales

Promotores que reciben versiones distintas de los planos. Contratistas que siguen órdenes de cambio enviadas por correo sin confirmar. Proveedores que llegan tarde porque nadie les avisó del replanteo de obra. La escena se repite con sorprendente frecuencia en las construcciones españolas y europeas. Como consecuencia, el 90% de los proyectos de edificación e inmobiliarios no se terminan en el plazo comprometido, que es aquel que se fija en el proceso inicial de una obra o proyecto de construcción. En la mitad, ni siquiera se cumplen los horarios semanales previstos durante la obra. El dato, recogido en un informe elaborado por la plataforma PlanRadar a partir de encuestas realizadas a sus clientes en 18 países europeos —entre ellos España, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido—, resume un problema estructural del sector: el caos en la gestión de la información y la lentitud en los procesos siguen siendo una losa para promotoras, constructoras y compradores.
La plataforma calcula que la mala gestión de datos resta un 16,5% de ingresos al año a las compañías del sector. Buena parte de ese agujero procede de errores evitables: mala comunicación entre los equipos, un uso incorrecto de los datos o información incompleta. España no es la excepción. Se estima que en las promociones residenciales nacionales, cerca del 11% del presupuesto medio de una promoción se destina a rehacer trabajos mal ejecutados por culpa de una información incompleta. El resultado: demoras constantes, encarecimiento de los costes, uso de mayor cantidad de materiales, un aumento en la huella del carbono del proyecto y una productividad muy por debajo de otros sectores industriales.
Gran parte del problema es organizativo. En muchas obras aún se trabaja con documentos en papel, correos electrónicos y versiones contradictorias de planos que circulan por distintos canales. No existe un repositorio central ni acceso unificado en tiempo real, lo que multiplica las posibilidades de error. Al respecto, otro informe previo de la plataforma señalaba que en España, más de la mitad de los profesionales considera que la aplicación incorrecta de los estándares de calidad son el factor determinante a la hora de tener que repetir alguno de los trabajos en un inmueble. Mientras tanto, países como Italia o Polonia perciben estos fallos en el control de calidad como de impacto más moderado. Por su parte, más del 40% de las empresas españolas reconoce que una planificación inadecuada o la ejecución de tareas en un orden incorrecto contribuyen directamente a la necesidad de repetir los trabajos.
“La pérdida de información y el mal uso que se da a los datos mina la competitividad de las empresas de construcción e inmobiliarias en nuestro país y genera ineficiencias muy notables en los proyectos de construcción. Lo cierto es que la modernización del sector es ya una carrera a contrarreloj para no quedarse atrás en las nuevas técnicas, tendencias y maneras de operar que demanda la construcción”, señala Álvaro Vega, director regional de la empresa en España.
Más allá de esta plataforma, otras empresas del sector coinciden en señalar las mismas deficiencias. Un informe realizado por Autodesk y FMI Corporation señaló que en 2020 las empresas de construcción a nivel global perdieron 1,8 billones de dólares como consecuencia de la pérdida de información y la falta de fiabilidad de los datos disponibles. Según el mismo documento, los errores en los datos son responsables del 14% de las repeticiones de trabajos evitables, lo que equivale a 88.000 millones de dólares en costes.
La digitalización se perfila como una posible solución para mejorar la eficiencia en las obras. Por ejemplo, se están empezando a usar modelos digitales que permiten unificar todos los planos y los tiempos del proyecto, sensores conectados que vigilan en tiempo real lo que ocurre en la construcción, y programas de inteligencia artificial que ayudan a prever posibles problemas antes de que ocurran. Sin embargo, su implantación avanza lentamente. Aunque algunas empresas aseguran que han logrado reducir errores y costes gracias a estas tecnologías, muchas otras siguen viéndolas como un gasto y no como una inversión rentable a medio plazo.
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