La viga en el ojo de la CEOE

Joan Rosell insiste en contribuir al saneamiento de la economía española y nos propone considerar la opción de despedir un número importante de funcionarios del Estado, ya que en su opinión no tienen trabajo que hacer, lo cual es una carga para el erario público que hay que disminuir.

Me sumo a su opinión, pero no a la solución que propone. No se trata de despedirlos sino de proporcionarles el trabajo más rentable al que tiene que hacer frente el Estado y que sanearía las arcas públicas de forma rotunda y aleccionadora para el país. Se trata de combatir el fraude fiscal. Existen datos sobre el volumen, casi de vértigo, y la CEOE no puede decir que lo ignora, pues es la viga en su ojo. Existe la sospecha del poco empeño que pone el Estado en esta tarea que aumentaría los ingresos espectacularmente, con un incremento de la productividad laboral del sector público encomiable, inalcanzable para la empresa privada y hablaríamos, entonces sí, de eficiencia.

El fraude fiscal alcanza cifras aproximadas de 92.000 millones de euros y se conoce que el gasto del Estado español es menor de la media de la UE-15 en recoger impuestos. Parece que la CEOE no lo considera grave. Ya digo, es la viga en su ojo.