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CARTA DEL CORRESPONSAL / Nueva York
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La máquina del tiempo

Wall Street empieza a quitarse de encima los fantasmas de la crisis. Las grandes firmas financieras se sienten más confiadas para contratar y revisan al alza sueldos y primas. Y con el motor de la economía de la ciudad recuperándose, los restaurantes a los que va la élite del mundo de los negocios empiezan a ver cómo las botellas de vino más caras vuelven a llenar las copas.

Pero si hay algo que se valora especialmente en la isla de Manhattan es el tiempo. ¿Qué necesidad hay de toparse cada mañana con un verdadero muro de tráfico en la boca de los dos túneles que pasan bajo el río Hudson o agolparse en el tren de cercanías cuando por aire se puede llegar al corazón del distrito financiero tras saludar a la Estatua de la Libertad?

Ir en helicóptero a trabajar vuelve a ser una opción en Wall Street
Por 200 dólares al día se ahorran atascos de hora y media o más
El salario mínimo de los pasajeros es de 800.000 dólares al año

El tiempo es dinero en el mundo de los negocios, y los helicópteros son máquinas del tiempo, como dice el piloto privado Roy Friedman. Y es que los helicópteros vuelven a irrumpir con el zumbido de sus rotores la rutina de los habitantes de la isla de granito, otra señal de que las cosas parecen volver a la normalidad en el centro del capitalismo.

La compañía Liberty Helicopters explota ese valor. Y con lo peor de la recesión ya en el espejo retrovisor, acaba de lanzar esta primavera un paquete semanal de ida y vuelta a Manhattan para que la élite que vive en el vecino Estado de Nueva Jersey pueda ir al trabajo volando y no perder 14 horas a la semana en atascos, por lo menos. Pero ese ahorro de tiempo tiene precio: 200 dólares al día.

Patrick Day, vicepresidente de la empresa y piloto, dice que a sus clientes les merece la pena, porque están ganando en la práctica cinco jornadas de trabajo al mes. Y además pueden permitírselo, porque el salario mínimo de los pasajeros es de 800.000 dólares al año. El helicóptero es un medio de transporte para la élite, admiten. Pero, al hacer números, tampoco parece un lujo tan prohibitivo.

Por ejemplo, el mismo trayecto que hace el aparato en ocho minutos se recorre en 90 minutos en limusina. El precio son 120 dólares. También puede cruzarse el río Hudson en water taxi. La lanzadera acuática cuesta 23 dólares y unos 40 minutos. La opción más barata es la del tren de cercanías. Pero a hora punta son 13,50 dólares por ir atrapado 180 minutos en el vagón entre la ida y la vuelta.

Los clientes de empresa representan una tercera parte del tráfico de helicópteros en el área metropolitana de Nueva York, la más concurrida del mundo. El año pasado se desplomó la actividad un 45% comparado con 2008. Friedman ve lógico el repunte actual. El año pasado fue el peor que ha visto nunca, pero cree que queda aún un trecho para volver al nivel anterior a la crisis.

Day espera que el servicio repunte este verano, lo que le permitirá contratar más personal. Cada uno de estos aparatos tiene capacidad para seis pasajeros. Con la nueva tarifa espera ganar 200 dólares limpios por vuelo, desde Port Monmouth en Nueva Jersey hasta el Pier 6 en Wall Street o el helipuerto de la calle 30. Si todo va bien, ampliará el servicio a Long Island y Connecticut.

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