Alberto Ronchey, periodista y ex ministro de Cultura italiano

Alberto Ronchey era un hombre reservado hasta el punto de que su muerte, el 5 de marzo, se comunicó, por su expreso deseo, sólo después de que se hubiese celebrado su funeral. Reconocido como uno de los mejores periodistas italianos, fue ministro de Cultura entre 1992 y 1994. Dirigió el diario La Stampa, de 1968 a 1973, y posteriormente fue editorialista del Corriere della Sera y La Repubblica. Siempre prefirió el trabajo de periodista al de director. Su mayor cualidad, destacan sus colegas de profesión, era el rigor, la precisión en los datos, en las citas y en la ortografía de palabras extranjeras. En su larga carrera -murió con 83 años y publicó su último artículo dos semanas antes de fallecer- nunca tuvo que hacer un desmentido ni una corrección. Su afán por documentarse antes de una entrevista ponía en difícil situación a sus entrevistados. Así lo reconoció el ex presidente del Gobierno Giuliano Amato, quien dijo sentir cierto "embarazo" ante la profesionalidad y competencia del periodista.

Sentía un amor especial por Rusia, donde fue corresponsal durante siete años, pero viajó como enviado especial por todo el mundo. Comenzó su carrera durante la ocupación alemana en la edición clandestina de la Voce Repubblicana, que luego dirigiría. Con los años, se convirtió en maestro de periodistas y publicó libros sobre la guerra fría y la política italiana. El mensaje de condolencia enviado por el presidente Giorgio Napolitano a la familia subraya la importancia de la figura de Ronchey en el "mundo democrático de impronta laica y republicana". Políticos de tendencias opuestas han destacado el rigor profesional y moral del periodista, su coherencia personal y su capacidad para entender y transmitir la realidad.