11-1 en el Bernabéu
El martes hubo en el Bernabéu, donde el Madrid se enfrentaba a un equipo de Segunda B, un llenazo como si jugase contra el Barcelona o el Atlético. El guionista del evento, buen conocedor de los instintos del aficionado, jugaba con ventaja porque el heroísmo estaba garantizado, cualquiera que fuera el resultado: o David vencía a Goliat, lo que siempre es acogido con simpatía por un público anhelante de identificarse con el débil (siempre que venza); o había remontada, trance que resume la épica del fútbol, especialmente cuando, como era el caso, para que sea eficaz se requiere que la victoria sea por goleada.
El modelo para llenar el Bernabéu era, por tanto, el partido de clasificación para la Eurocopa de 1984 disputado en el Benito Villamarín la víspera del día de la lotería de las navidades del año anterior. España necesitaba ganar por 11 goles de diferencia, tarea hercúlea pese a la debilidad del rival, Malta. Encima, poco después de que Santillana marcase el primero, empataron los malteses, con lo que eran 12 los goles que tenía que anotar España. Al descanso se llegó con un preocupante 3-1, lo que no hizo sino dar más emoción a la proeza de meter los nueve que faltaban en tan sólo 45 minutos.
Aquel partido ha quedado como modelo heroico, demostrando que la emoción no siempre depende del equilibrio de fuerzas, sino,
a veces, de la gestión adecuada del desequilibrio extremo.
Justo lo que faltó el martes en Chamartín. Frente a quienes no tenían nada que perder, la escuadra blanca se mostró confusa y como empeñada en marcar el segundo gol antes que el primero. Y, contra lo que reza el aforismo, tomado de Andreotti, de que el balón cansa sobre todo a los que no lo tienen, los blancos se agotaron de tanto regatearse a sí mismos.
Por esa senda, el partido se fue deslizando hacia la tragedia (para el Madrid), que se confirmó con la noticia de que el Barcelona ganaba a su Segunda B, la Cultural Leonesa, por 5-0, y el Atlético al suyo, el Marbella, por 6-0. Con lo que la inútil victoria por la mínima gracias a un gol de Van der Vaart en el minuto 80 se convertía en realidad en derrota por 11-1.
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