Cerca de las palmeras

Se caracteriza la cocina ilicitana por una atractiva conjunción de tradiciones marítimas y terrestres, hecho lógico si se piensa en su relativa cercanía al mar, aunque tal cualidad solo ha resultado notoria cuando las comunicaciones nos han abierto el espíritu a nuevas aventuras. Fruto de esta tradición nace la culinaria de Susi Díaz, que también combina esos valores del mar y la montaña, o la llanura, aunque repasados por el casi desaparecido cedazo del buen criterio. Mezclas y combinaciones pensadas y acertadas, algunas de ellas arriesgadas, mas sin los altibajos que caracterizan a los innovadores surgidos de la nada y de la moda, lo que desemboca en un gran restaurante, uno de los mejores de nuestra Comunidad.

Muy conseguidas están las espardenyes salteadas, con salicornia y ajo, y también apetecibles los espárragos, en crema y con helado, o las gambas blancas, con aceite de nueces de macadamia, que actuarán como entradas.

Magníficos de punto y de sabor los arroces, de clásicos nombres e ingredientes, como el de pollo y conejo, que es una revisión del inmortal de todas las épocas al que se une la costra típica de los que se realizaban en aquella ciudad y sus alrededores, y que se aligera minimizando los trozos del mamífero y el ave con los que tropezamos en nuestras cucharadas.

Y también extraordinario el lomo de ternera, finamente cortado y sutilmente asado, aderezado por una mostaza de hierbas y otros finos vegetales.

Y como alternativa, los pescados, asados a la brasa, lo cual les confiere un aroma diferente según la leña que los cocina, con especial mención a ese casi desconocido espárido -de la familia de la dorada o el dentón- que llaman marbre o herrera, y que aquí potencian con un escogido y exótico jugo de conejo con tomate.