El refugio de un maestro

Es el dominio vinícola ideal. Casa lo Alto es una finca de más de 60 hectáreas de viñedos y otras 80 de bosques, almendros y casas. Situada en una colina que domina toda el área (de ahí su nombre), era una población más que una alquería o mas, con varias casas y dependencias. Esta hacienda es de 1776, y cada una de las casas responde a diversos tipos arquitectónicos valencianos. La casa solariega es un mas típico, al igual que la vieja bodega y el almacén una alquería. Es la respuesta del territorio y la gente a la demanda de la actividad económica del tipo sistema-unidad. Ahora es propiedad de una prestigiosa empresa alimentaria suiza, y antes fue de Martínez Bermell, fallecido este año, siempre un embajador de Requena y sus vinos, y un gran entendido en vino de monasterios, pues en mis inicios enológicos me enseñó uno de los mejores que he probado jamás.

La finca es de gran belleza, la casa sobre lo alto de la colina permite verla toda, y el paisaje es de gran cromatismo, destacando los campos de bobal con su fulgor ocre y su verde intenso. En 1992 se restauró la antigua bodega para permitir una buena nave de crianza aprovechando los centenarios trulls y tolvas de recepción, bastante profundas para el siglo XVIII. En ellos descansan más de 200 barricas y las reservas de embotellados, porque la calidad de Casa lo Alto se basa en el respeto al factor tiempo en todos los procesos. El que hace todo esto posible es Cristóbal Ruiz, el mejor viticultor de este país, capataz de la finca y bodeguero, y un auténtico hombre de bien; un enterizo decían los antiguos, del hombre entero, trabajador, inteligente y honrado. Cristóbal recibe la dirección técnica de un enólogo suizo, pero es quien vendimia, vinifica y cría los grandes crus de esta finca. Sus vinos están altamente cotizados, desde Zúrich hasta Hamburgo, y en su moderna bodega de vinificación construida en 1993 se han hecho vinos míticos como el Villa Albosa.

El Casa lo Alto crianza, hecho con tempranillo, Syrah y Cabernet Sauvignon, es un tinto ampuloso, elegante y moderno (intenso paladar, buena fruta y tanino presente) para que con el suquet de La Vila Joiosa, aplaque el refrán: "Tramuntana, vent de gana".