Alemania vivirá la próxima semana la mayor huelga de transporte público en décadas

La capital alemana sufrirá desde el próximo lunes la mayor huelga de transportes de las últimas décadas. El sindicato de maquinistas GDL convocó ayer una huelga indefinida de ferrocarriles en toda Alemania que afectará a los trenes urbanos y de cercanías. Se suma este paro a la huelga de metro, tranvías y autobuses berlineses en curso desde el pasado miércoles.

El sindicato de servicios Verdi mantendrá el paro hasta el 14 de marzo para presionar a la compañía pública BVG que gestiona en Berlín los transportes metropolitanos. Pide Verdi aumentos de sueldo de entre el 8% y el 12% para los 11.500 empleados de BVG.

Verdi anunció ayer además el fracaso de las negociaciones de Potsdam por el convenio de los empleados municipales y estatales de Alemania. Las negociaciones a este respecto entran en una fase de arbitraje que durará hasta el próximo 29 de marzo. No habrá hasta entonces más huelgas como las que esta semana pararon aeropuertos y otros transportes y servicios públicos en todo el país.

Las instituciones públicas alemanas dan trabajo a 1,3 millones de personas. Para ellos piden los sindicatos del sector aumentos de sueldo del 8%, con un mínimo de 200 euros mensuales. Bastante lejos quedan las ofertas del Estado y los municipios alemanes: un 2,5% más para este año con la condición de que se unifiquen los horarios en todo el país en 40 horas semanales. Los empleados municipales del oeste alemán trabajan ahora 38 horas y media a la semana. Los empleados estatales cumplen 39 horas semanales. En el Este ya trabajan 40.

La compañía de ferrocarriles Deutsche Bahn anunció ayer que ha emprendido acciones legales para evitar la huelga del lunes, una medida con la que logró parar provisionalmente una huelga similar el pasado agosto. Con la huelga indefinida que comienza el lunes, el sindicato GDL quiere lograr que Deutsche Bahn firme el convenio alcanzado en febrero. Éste contempla subidas salariales del 11% para el personal de a bordo de los trenes. Deutsche Bahn condiciona su firma a un acuerdo de cooperación entre GDL y los otros dos sindicatos ferroviarios, Transnet y GDBA. Misión imposible para GDL, que ve peligrar su independencia y su hegemonía en el sector.