León y la España que se desangra

Hace días ha publicado EL PAÍS un reportaje que llevaba por título La España que aún se desangra. En él aludía a las provincias españolas que se hunden bajo el atraso económico y la implacable despoblación, contrastando con el notable crecimiento económico y poblacional que ha experimentado España en los últimos años. Estas provincias son las que hasta hace 25 años conformaban la región de León: Zamora, Salamanca y León; a las que se les unen las provincias de Cáceres, Asturias, Lugo y Orense, todas ellas provincias del oeste de España y colindantes con Portugal. El secretario general del PSOE en Castilla y León, Ángel Villalba, afirma que esto se debe a que la Junta de Castilla y León sólo apoya el eje Valladolid-Burgos marginando a las tres provincias leonesas. No le falta razón, pero también es cierto que tanto PSOE como PP han desoído las numerosas manifestaciones que los ciudadanos leoneses han llevado a cabo desde 1977 para pedir una autonomía propia para la región leonesa.

Castilla y León tiene mayor supercie que Portugal. Una autonomía para León, Zamora y Salamanca equilibraría el mapa autonómico, posibilitando la implantación de políticas concretas para reactivar la economía en esta región tan olvidada institucionalmente. La reapertura del ferrocarril de la Vía de la Plata, impulsar las relaciones con nuestro vecino Portugal, y desarrollar una red de infraestructuras viarias como la tan reivindicada Autovía de la Plata, serían algunas de estas medidas que deberían aplicarse con urgencia.

Dicen que de sabios es rectificar. Los leoneses esperamos que la clase política que hace 25 años nos privó de nuestro legítimo derecho a la autonomía, rectifique este error que tanto empobrecimiento y olvido nos ha traído, y nos convierta de una vez por todas, como al resto de regiones españolas, en ciudadanos de primera.