Una deuda saldada

Los incombustibles Rolling Stones parecen haber renovado su secreto pacto con el diablo. Después de cancelar sus actuaciones en España el verano pasado, la mítica banda de rockeros saltó anoche al escenario para inaugurar el tramo español de su última gira, A bigger bang, y saldar así la deuda que había contraído con sus fans en Barcelona. Los fantasmas de una posible anulación enfriaron un poco la venta de entradas -a un precio casi prohibitivo de entre 65 y 185 euros-, pero sólo un poco.

El fan stoniano se ha ganado a pulso la fama de fiel a lo largo de los años. Ayer tarde, poco antes de que el estadio abriera sus puertas, una legión de ellos aguardaban inquietos bajo un sol de justicia a que comenzara el show. Aunque llevan 40 años en la brecha, los Stones no sólo atraen a la (ex) juventud sesentera, sino que han sabido seducir también a las sucesivas. "Yo he venido con mi padre y mi hermano de 14 años. Quiero que cuando sea mayor pueda decir que vio a los Rolling. Quizá sea su última oportunidad, porque ya están mayores y me parece que ésta va a ser su última actuación en España", comentaba un barcelonés de 24 años.

Las camisetas negras con el logo de la banda atesoradas en las giras anteriores, las gafas de sol y las latas de cerveza permitían identificar al fan curtido en mil batallas. Barceloneses devotos del Satisfaction, turistas de paso y fans que les siguen por todo el mundo se fundieron en una masa frente al escenario. "Yo ya les vi en México el año pasado y ahora que he venido a un congreso de medicina he decidido volver; todavía suenan actuales, no se cansa uno de verlos, de verdad", explicaba un seguidor mexicano.