Amparos egoístas

La vida conspira. No es secreto. Parece ser su misión. Y la de todos es no dejarse intimidar y engañar. Burlarla. O hacerla su aliada. El faro de Blackwater lo deja muy claro. En esas páginas el irlandés Colm Tóibín (1955) lo muestra al contar una historia cotidiana con un drama de muchas familias de hoy: un muchacho al que le quedan unos días de vida (con el añadido de que la enfermedad es sida) decide pasarlos con su hermana, su madre y su abuela. Tres esquinas cruciales de su existencia, pero tres esquinas distantes, casi abismales, entre ellas.

Al convocar esta unificación a causa de una enfermedad aún mirada de soslayo, Tóibín reflexiona sobre costumbres sociales, morales, sentimentales y, sobre todo, enfrenta a sus personajes y al lector a los cambios culturales. Pone a prueba la verdadera comprensión y tolerancia de las personas más allá de conformismos y amores obligados, amparados, a veces, en egoísmos injustos.

Con una narración directa y eficaz, sin aspavientos literarios, Tóibín controla el ritmo de la novela, acelera, se detiene, desacelera, observa, gira... hasta llevar la historia por un circuito narrativo que mantiene viva la atención de lector. Con esfuerzos dedicados a las descripciones visuales esenciales, y más centrado en los comportamientos y emociones de sus personajes, el novelista toca temas sensibles como la fragilidad del ser humano, el riesgo latente de que muera alguien de un momento a otro, de no saber con quién se cuenta de verdad y los sentimientos verdaderos de quienes asisten como invitados a ese momento. Y, en especial, aborda los asuntos familiares que han llevado al distanciamiento de esas tres mujeres. A los secretos o malentendidos, a soberbias innecesarias ¿Alguna es necesaria? Y detrás de ello, delante de ellos, la infancia, la niñez como semilla de lo que son y como bálsamo de lo que serán.

Colm Tóibín logró con esta novela ser finalista de dos prestigiosos premios británicos en 1999, el Booker y el Impac, que sirvieron como preámbulo a su reconocimiento más internacional hace dos años con The Master. Retrato del novelista adulto (Impac y Mejor Libro Extranjero en Francia, además de ser considerado como la mejor obra del año por varios periódicos). Si en The Master intenta hacer un fresco de Henry James como gran observador de la vida, en El faro de Blackwater su narrativa fluida merodea por la cotidianidad en momentos de crisis para mostrar que la verdad natural puede ser un aliado para contrarrestar las conspiraciones de la vida.