Helga Soto, periodista y política

Cuando el PSOE era un grupúsculo en torno a un joven y desconocido Felipe González, una mujer nacida en Alemania y casada en España organizó la "asesoría de comunicación" más eficaz y menos costosa que se recuerda en la democracia restaurada. Corrían los últimos años de vida de Franco y se empezaba a hablar en la prensa española del "ilegal PSOE" y "del que dice llamarse primer secretario" de tal partido, como fruto de las reuniones preparadas por Helga Soto, carné número 139 del PSOE surgido del congreso de Suresnes de 1974.

Tras el nombramiento de Adolfo Suárez como jefe del Gobierno, el PSOE nombró a Helga Soto como jefa de prensa. Ella logró dar la impresión de que contaba con medios impresionantes para hacer creíble a un partido en realidad minúsculo. Llegaron después las primeras elecciones democráticas y el golpe de Estado de 1981. Tan pronto como pudo salir del Congreso ocupado por los guardias de Tejero, Helga se incorporó a la sede del partido, hizo innumerables gestiones con otros países, difundió comunicados y ayudó a improvisar una "red de pisos".

Pocas personas contribuyeron con tanta entrega al objetivo de llevar a Felipe González a La Moncloa en 1982. "Fichada" en su día por Alfonso Guerra, éste comenzaba a separarse del proyecto de su amigo Felipe y, por tanto, de su nuevo equipo. La eficiente colaboradora, que no fue llamada a La Moncloa por el González triunfante, repartió el resto de su vida entre la portavocía de la Embajada en Washington, el Movimiento por la Paz y el Desarme o plataformas feministas. Artesana de una causa política, pocos como ella podrían haber escrito una historia tan detallada de la transición de España a la democracia.