La embajadora india deja Nuadibú sin aceptar las repatriaciones

La crisis del Marine I, que Exteriores pretendía resolver en cuatro horas, se halla enquistada 19 días después de que un remolcador español de Salvamento Marítimo rescatara al carguero con 389 inmigrantes a bordo. La embajadora de India en Senegal, que la semana pasada llegó a Nuadibú (Mauritania) con poderes ejecutivos del Gobierno de Delhi para acelerar la repatriación de los 229 ciudadanos de su país que llevan ocho días encerrados en una nave portuaria, ha regresado a Dakar sin culminar su trabajo.

Los sin papeles se hallan bajo custodia de una treintena de policías españoles, que son relevados cada 48 horas. Unos y otros se encuentran, a su vez, bajo vigilancia de varias decenas de gendarmes mauritanos armados con fusiles kaláshnikov.

Para relevar a la embajadora aterrizó ayer en Nuadibú, en medio de una tormenta de arena, el primer secretario de la Embajada de India en Senegal. Su trabajo consiste en repasar, por segunda vez, la identificación de todos y cada uno de los 229 inmigrantes, la mayoría de los cuales ya ha manifestado que, si no puede viajar a Europa a trabajar, desea volver a su país.

Las autoridades españolas han habilitado un despacho en la nave donde se hallan los sin papeles, para que el funcionario enviado por el Gobierno de Delhi pueda trabajar a gusto. Y las autoridades de Mauritania han prohibido a la prensa el acceso al muelle donde se desarrolla este sainete diplomático.

En esencia, ocurre lo siguiente. Las autoridades mauritanas presionan a los diplomáticos españoles para que se lleven a los sin papeles. Los españoles presionan a sus colegas indios para que se den prisa. Y éstos tratan de ganar tiempo para no hacerse cargo de los inmigrantes.

Al final de esta cadena se halla M. Meilud, dueño del local en el que se hallan los sin papeles. Este hombre dice que prestó su antigua fábrica de pescado sólo para cuatro horas, y ahora exige que se la devuelvan.