Rutas literarias con la mirada del propio autor

Diversos escritores asoman entre calles y pueblos de Ávila de tal modo que, como se ha puesto de manifiesto en un curso dedicado a crear rutas literarias, su paso se convertirá en trasladar esas referencias a auténticos itinerarios turísticos que cualquiera pueda recorrer con la mirada del propio autor. Desde el viaje de Judíos, moros y cristianos con el que Camilo José Cela inmortalizó lugares de Ávila, a la visión que el argentino Enrique Larreta plasmó en La gloria de Don Ramiro, pasando por el viaje de algunos autores de la generación del 27, como Luis Cernuda en las Misiones Pedagógicas, la presencia de Ernest Hemingway en Gredos, una sierra a la que estaban unidos especialmente los miembros de la generación del 98.

Rubén Darío también marcó una ruta hasta Navalsauz, de donde era su compañera, sin olvidar a los místicos abulenses. Aparte de cada una de estas rutas creada por un estudioso, el escritor abulense José Jiménez Lozano, premio Cervantes y autor también de la Guía espiritual de Castilla, tuvo el honor de clausurar el curso organizado por la Universidad de Salamanca con su propio itinerario. Tras recordar cuando era pequeño y le llevaban a la capital abulense ("Aquello me parecía Constantinopla"), trazó una ruta desde la localidad vallisoletana de Olmedo hasta Arévalo, Madrigal de las Altas Torres y Piedrahita, para proclamar que "Ávila es un nombre importante en la cultura europea, como Atenas", aunque, reconoció, "nos han educado en un complejo de inferioridad".

"El día que un hombre corriente", afirmó, "se dé cuenta de que una imagen de su pueblo es hermosa, ese día habrá dejado de ser un aldeano", y concluyó que "los viajeros o turistas corrientes sólo buscan sensaciones para narrarlas o salen con la humilde actitud de mirar lo que es hermoso, pero a veces nos hacen admirar cualquier estupidez...".-