Una revolución en las aulas del siglo XIX

El científico y político François Arago defendió, en 1839, el invento de Louis Daguerre ante la Asamblea de Ciencias de Francia. Fue el acto oficial de presentación a la sociedad de la daguerrotipia, el origen de la fotografía. Esa parte de la historia es bien conocida. No lo es tanto la relación epistolar de Arago, que nació en el Rosellón y hablaba catalán, con dos jóvenes estudiantes de la Universitat de València, Josep Gil y Josep Monserrat. Arago, o quizá un amigo común afincado en Francia, envió a los alumnos universitarios las instrucciones para construir una máquina como la de Daguerre. Y ellos la construyeron.

Corría el año 1840 cuando en Valencia se tomaban las primeras fotografías, casi al mismo tiempo que en París, explica Daniel Benito, director de Patrimonio de la Universitat.

"Es imposible entender el impacto que supuso, porque hoy hemos banalizado la imagen"

Josep Gil murió joven. Josep Monserrat (1814-1881), en cambio, catedrático de Física, Química y Medicina llegó a ser rector de la Universitat de València. A su mandato corresponde la instalación, en el claustro del edificio de La Nau, de la escultura del humanista Joan Lluís Vives. Una decisión que levantó la ira de un sector de la ciudad, convencido de que el personaje que debía ocupar ese lugar, el corazón de la universidad, no podía ser otro que Sant Vicent.

El rector Monserrat respaldó la utilización de la fotografía como herramienta en la docencia y en la investigación universitarias. La sala de Estudi General de La Nau abrió la semana pasada una exposición que recupera decenas de esas placas de cámara oscura y fotografías, tomadas en el siglo XIX y principios del XX, que se introdujeron en las aulas.

"Es imposible que nos hagamos una idea del impacto que supuso, porque hoy en día hemos banalizado la imagen. Pero, ¿qué información podían tener los alumnos sobre Japón, la India, o los campos petroleros de Tejas? Sólo los discursos interminables del profesor, quizá algún dibujo realizado con mucho trabajo. Y de pronto podían ver la imagen", dice Benito, uno de los comisarios de la exposición.

Por aquella época, desgajados por la Iglesia los estudios de Teología, sólo se impartían en la Universitat cuatro grandes carreras: Ciencias; Medicina; Filosofía y Letras y Derecho. La muestra de La Nau recoge placas que reproducen figuras geométricas, insectos y partes del cuerpo. Las estrellas, sin embargo, pertenecen a las materias de Historia, Historia del Arte y Geografía.

Pueden verse imágenes de las pirámides, cerca del Cairo, y de una enorme estatua de Buda, tomada en Japón; el aspecto del puerto de Singapur, y el de un muelle de Bagdad, tomada en 1910; los campos que rodeaban Jerusalén, cuando aquellas tierras eran una colonia y se llamaba Palestina; un puente de Bonn, en 1900, y una calle empedrada de Estambul.

La exposición comprende también una larga exposición de retratos etnológicos. Algunos, como el de un peluquero japonés o una hilandera china, parecen sorprender a los protagonistas en su vida cotidiana. La mayoría, en cambio, y entre ellos hay grupos de aborígenes australianos, leñadores rusos, damas turcas, barqueros bagdadíes y campesinos de Nepal, aparecen posando.