Sólo las banderillas

A falta de pan, buenas son tortas. A falta de toreo, aparecieron las banderillas para salvar la tarde en la última de la feria de Jaén, la del cartel más atractivo y la única que borró el cemento de la plaza para satisfacción del empresario González de Caldas.

El espectáculo estaba garantizado en banderillas con El Fandi, pero nadie esperaba que a la fiesta se sumara también un Rivera Ordóñez que buscó en este tercio un premio que no mereció con el capote.

Los dos compartieron los dos últimos tercios de banderillas -espectaculares ambos- entre el entusiasmo de un público que no necesitaba demasiado para entregarse a la causa y lograr, casi por aclamación popular, que los tres diestros salieran a hombros.

Toreo, lo que se dice toreo, no se vio nada ayer en Jaén. El que más se aproximó fue Ponce en su segundo, un simulacro de toro con el peso mínimo exigible y al que ligó, con su habitual elegancia, varias series a media altura y gustándose en los pases de pecho y circulares.

El de Chiva tiene en Jaén su segunda patria, y por eso no necesitó mucho más para levantar al público. La generosidad de la presidencia hizo el resto. Con su primero nada pudo hacer. Rivera Ordóñez estuvo motivado toda la tarde, toreando de rodillas y compitiendo con El Fandi en las banderillas al violín. Sus mejores series fueron en el quinto, un toro con algo más de trapío.

El Fandi cortó una oreja a su primero, con varias largas cambiadas y varios desplantes mirando al público, y otra en el que cerraba plaza, a pesar de que estuvo desarbolado con el toro. Pero, lo dicho, las banderillas taparon todos los defectos.