Andalucía encabeza el crecimiento de la producción industrial, con un incremento del 11% en el último año

El cambio en el mapa energético se aprecia ya en las estadísticas que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE). El índice de producción industrial de junio, hecho público ayer, refleja un notable incremento de la actividad industrial andaluza en el último año, impulsado sobre todo por la producción energética. En los últimos doce meses, Andalucía fue la comunidad con un mayor crecimiento industrial, un 11%. Sólo Murcia (un incremento del 9,2%), Baleareas (un 8,4%), Cantabria (6,6%) y Castilla-La Mancha (6,3%) mantienen un ritmo industrial similar.

Por el contrario el índice del Instituto Nacional de Estadística refleja caídas de actividad industrial en la Comunidad Valenciana (-4,6%), Cataluña (-4,2%), Castilla y León (-4%) o Galicia (-3,6%). Las estadísticas son parecidas si se tienen en cuenta sólo los seis meses de 2005 y contrastan con el estancamiento de la actividad industrial en el conjunto de España. De hecho, la producción estatal, tanto en los últimos doce meses como en lo que va de 2005, se ha reducido un 0,1% y un 0,2% respectivamente.

En la actividad industrial andaluza destaca la buena evolución de la producción de bienes de consumo duraderos (que creció un 8,5% en los últimos doce meses) y de la elaboración de bienes intermedios (un aumento del 4,6% en 2005). Pero lo que explica el tirón de la actividad industrial andaluza es la generación energética, con la puesta en marcha de varias centrales de ciclo combinado en el litoral autonómico y algunos parques eólicos. En esta actividad, la industria andaluza ha crecido un 63,6% en los últimos doce meses, cuando la media estatal se queda en el 2,6%. Sólo Murcia, y con registros muy alejados (un aumento del 16%), refleja también un crecimiento apreciable en generación energética.

En los otros dos grupos de bienes analizados por el Instituto Nacional de Estadística (bienes de consumo no duraderos y bienes de equipo), el índice refleja un recorte de actividad, aunque limitado (-3,7% y -1%) y semejante al experimentado por el conjunto de la industria estatal.