Fotografía digital

Desde su aparición los sistemas digitales de captación de imágenes han aumentado su presencia en el mercado en proporción geométrica. Los grandes laboratorios reducen cada año la producción de sistemas fotoquímicos heredados del siglo XIX. Junto a este proceso de renovación tecnológica coinciden grandes reducciones en las platillas de trabajadores de las empresas dedicadas a estos menesteres. Tenemos el caso reciente del gigante Kodak en EEUU con 25.000 afectados. Otra multinacional con problemas serios es AGFA que este pasado mes de mayo se ha visto obligada a presentar un expediente de insolvencia en un juzgado de Colonia (Alemania).

Hasta hace cinco años todas las hipótesis de futuro discurrían por una convivencia equilibrada entre los dos sistemas. En la actualidad el peso de la tecnología más joven resulta aplastante. Miles de turistas pasean este tipo de cámaras por el mundo. Las imágenes también pueden digitalizarse al amparo de los teléfonos móviles. Los reporteros no terminan de ensalzar la rapidez del nuevo sistema. Algo parecido ocurre con los fotógrafos publicitarios, la preparación de sus tomas resulta más cómoda y sus clientes disponen de ella con mayor inmediatez. Al parecer, agilidad y reducción en los tiempos de producción de imágenes, son peculiaridades muy loadas en el impreciso libre mercado de la sociedad global. Por lo que respecta al segmento de los fotógrafos-artistas las inclinaciones tecnológicas son muy similares a las de los otros grupos señalados o quizás más exacerbadas, debido a las posibilidades de retoque y metamorfoseo que consiente su manipulación informática.

Todos ellos han olvidado del olor a fijador (acido bórico y acetato sódico) en las manos, así como del cuarto oscuro y sus luces rojas. Esto solo queda para unos pocos románticos que siguen practicando la fotografía argéntea. Un tipo de producción que además, salvo las copias preparadas por el propio autor, cuando quieren verse publicadas terminan siendo digitalizadas por un escáner más o menos sofisticado.

En la mayor parte de las realizaciones gráficas priman los aspectos más prosaicos. Puede la cantidad y la velocidad de producción a la calidad. El sosiego y la reflexión en la elaboración y selección de las imágenes flaquea. Esto conlleva una obligada devaluación de las imágenes. Resultan más simples, con menor carga informativa y huecas de sentimientos. Donde manda la prisa se elige la primera y no siempre la mejor foto.

El mundo de la fotografía se mueve a la velocidad de la luz pero debe parase a pensar antes de continuar registrando tomas banales destinadas a ser a exhibidas en vallas o anuncios publicitario, página de noticias o paredes de galerías.