Detenido como supuesto autor del siniestro el hombre que encendió la barbacoa

La investigación de la Guardia Civil tiene clara la autoría del incendio desatado en el Alto Tajo el pasado sábado. Sus sospechas se centran en un grupo madrileño que visitó esa mañana la Cueva de los Casares, en Ribas de Saelices (Guadalajara). Y particularmente sobre el hombre que, pese a ser advertido, encendió una barbacoa -causante del incendio según sus primeros informes- en un merendero bajo un fuerte viento y cerca de un campo de cereales segado. La Guardia Civil le imputó anoche, tras una decena de interrogatorios a sospechosos y testigos, y preveía su entrega al juez.

Sobre este grupo no sólo pesan las máximas sospechas porque era la única barbacoa en aquellos momentos en dicho paraje, sino porque alguno de sus integrantes no tuvo reparo en admitir a los primeros efectivos de la Guardia Civil en desplazarse al lugar de los hechos que habían sido los culpables del incendio. Algo que también reconocieron al alcalde del municipio, José Luis Samper: "Identifiqué a un chico y a una chica por la actitud que tenían, y les dije. Habéis sido vosotros, ¿verdad? Y me dijeron, 'sí?, sí hemos sido nosotros'. Y les dije, 'bueno pues esperad que bajemos del monte de apagar esto porque tengo que deciros algo'. Formaban parte de un grupo de unos 12 Que estaban colaborando llevando cubos de agua. Cuando bajé del monte, ya no estaban. Habían tenido un encontronazo con gente del pueblo y se les aconsejó que se fueran".

Samper define así al grupo sospechoso. "Eran un grupo que había entrado a la cueva de Los Casares y llevaban varios acompañantes más. Mi sospecha para abordarles así nacía del hecho de que el fuego había nacido en ese lugar y de que era la única barbacoa que se había encendido en la zona. No había otra merienda".

"No está prohibido hacer fuego ahí porque de hecho es un merendero para hacer barbacoas, pero hay que hacerlo con condiciones lógicas. Las condiciones que fija el propio plan de uso y gestión del Alto Tajo, y las que impone la lógica. Ni se hizo adecuadamente, ni se tomaron prevenciones ni se prestó atención suficiente", añade el alcalde.

Samper amplía sus sospechas: "Ellos han hecho manifestaciones a los vecinos explicando que se sentaron a comer de espaldas al fuego y a otros les han dicho que se fueron a dar un baño. Por tanto, la atención que debían haber prestado al fuego no existió. Sólo sé que dijeron a los vecinos 'estábamos asando chuletas y se nos ha ido el fuego y no hemos podido controlarlo". "El lugar de la barbacoa", agrega Samper, "es de suelo de tierra y lo habíamos limpiado. Pero al lado, había un campo de cereal segado. Con el viento que hacía podía llegar una pavesa. Porque en los últimos días hemos tenido vientos superiores a los 50 kilómetros por hora, y ese día incluso hacía más. Nosotros, en el pueblo, estamos acostumbrados a hacer fuego. Adoptamos precauciones. Siempre tenemos al lado agua. Además, hay una fuente allí."

Esto último abona su sospecha de un descuido temporal del control de la barbacoa, tesis que comparte la Guardia Civil. Desde el instituto se narra similar versión: "A los primeros agentes que se desplazaron allí, les reconocieron que habían sido ellos. Pero cuando han tenido que testificar en el cuartel de Moranchón, han modificado su versión, seguramente por consejo de su letrado. Ahora plantean que el fuego se produjo de manera espontánea junto al lugar donde comían, y cada uno intenta desligarse de haber encendido la barbacoa." Dichas fuentes preveían que el imputado pasará a disposición del juez.