Magia para conseguir confianza

Mientras los responsables organizadores recontaban los votos emitidos por los chavales, un mago hizo más llevadera la espera. Se trataba de Migue. "Para serlo, uno ha de tener mucha confianza en sí mismo y, sobre todo, confiar en que la magia realmente existe. Existe ese sentimiento de que, a pesar de ser trucos, hay una sensación mágica detrás", afirmaba antes de su actuación.

Migue lleva 15 años colaborando con la asociación Aldeas Infantiles. Esta organización privada y sin ánimo de lucro ayuda a 200.000 niños desfavorecidos de 132 países. En palabras de su director en España, Juan Belda, "se trata de la asociación española dedicada a la atención infantil más importante del mundo". Aldeas no sólo trabaja en países en vías de desarrollo, si no que también lo hace en España, donde cuenta con ocho centros de acogida -que llaman "aldeas"-, uno de ellos en Granada.

Belda destacó que en una reciente encuesta realizada por su asociación se decía que el 88% de los niños andaluces dicen "sentirse seguros consigo mismos". "Es una de las cifras más altas de todo el país y es algo muy importante, que refleja la salud de una sociedad", señaló.

Por su parte, el mago Migue seguía empeñado en conseguir que los 160 chicos y chicas confiasen plenamente en el poder de su magia. No lo tuvo fácil, porque su arte debió lidiar con el escepticismo de más de uno, que le gritaba desde su escaño -a la manera de algún parlamentario-: "¡Esa carta te la has sacado de la manga!". Casi como en un pleno de los de verdad.

Finalmente, el asombro "y la confianza de todos", según el prestidigitador, hicieron posible que los diputados y la presidenta del Parlamento, se quedasen con la boca abierta por los trucos del granadino. Eso sí, antes habían gritado todos las palabras mágicas: "¡Hocus pocus!"