Aquellos tiempos
Yo vivía en una aldea de una provincia remota. Cuando se promovía un evento de afectos a la causa, disfrutábamos de autobuses gratuitos y munición de boca para asistir a tales eventos. Quienes rechazaban tales oportunidades eran considerados malquistos por desafectos a ello, y eran sospechosos de todas las culpas tanto humanas como divinas.
In diebus illis, eran frecuentes en esta urbe matritense ciertas algaradas menores, durante las cuales unos jóvenes héroes en grupos -tal que los que hogaño dícense pandillas- rodeaban a algunos transeúntes inferiores en número, y coaccionándoles violentamente les obligaban a entonar en alta voz una inspirada canción muy conocida, titulada Cara al Sol, después de lo cual, y de haber despedido a los aplicados cantantes con empellones desatentados, íbanse los héroes felices a reconstruir verbalmente su epopeya, elevando a ese rango ante sus propios ojos lo que su fuero interno les revelaba como cobardía grupal, pues nunca la piara fue heroica.
Hubo hasta patrióticos grupos que armados con bates de béisbol campeaban por los entornos del Retiro; con tanta raigambre española, que en los muros del claustro de San Jerónimo el Real que dan a la calle Casado del Alisal pintarrajeaban dos bates de béisbol cruzados, cual piráticas tibias, subrayadas por dos raciales palabras: "our zone"; así de español.
Coetáneos de estos hechos éramos muchos de los hoy vivientes, así como la actual cúpula del actual PP. Y por ende, no me sorprende, si no de forma gratificante, el que volvamos a prácticas de aquellos buenos viejos tiempos, incluidos los festivos viajes gratuitos con refrigerio estomacal, hoy ya en modernos y climatizados autobuses que nos hacen sentir que sí, que éramos jóvenes.
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