Demasiado de todo
En 2001 una novela que guardaba la historia de una joven costurera hizo disfrutar a cuantos la leyeron al mostrar con exquisita escritura el amor que su autor tenía por las palabras. Quienes la leímos aprendimos a pronunciar en chino el nombre de Balzac: Ba-er-za-ke. Cuatro años después, el lector puede asomarse a un nuevo texto de Dai Sijie, El complejo de Di, una novela que encierra una historia muy particular. Veamos: el señor Muo es un psicoanalista con estudios en París, que regresa a China para rescatar a su amada, Volcán de la Vieja Luna, de la prisión donde se encuentra. Ella es una fotógrafa que cumple condena por entregar imágenes a la prensa europea sobre las torturas practicadas por la policía china. Para rescatarla, Muo, ferviente admirador de Freud y Lacan, habrá de buscar una virgen y entregarla al libidinoso juez Di, prócer provinciano adiestrado en las enseñanzas de la dictadura del proletariado. En su búsqueda hallará dos vírgenes, una de ellas será una viuda de 40 años, una embalsamadora cuyo matrimonio hace dos décadas no se consumó, pues en la noche de bodas su marido, un joven que ocultó su homosexualidad por miedo a ser ejecutado, optó por tirarse por la ventana. No se puede negar que la novela así planteada se intuya apasionante, pues Dai Sijie posee una fértil imaginación para pensar historias, sucede sin embargo que, en esta ocasión, el escritor ha metido un exceso de barullo y en su afán de abrir caminos secundarios en los que se discurre por momentos literarios muy felices pero también por otros abonados con el veneno del apresuramiento o por el contrario, con la descripción minuciosa de hechos insignificantes, en ese afán de Dai Sijie, digo, se añaden turbulencias innecesarias. El complejo de Di es una novela dividida en tres partes que resulta delirante, barroca, con secuencias inolvidables y de tono surrealista, de tal modo que el alud de historias ha provocado en esta lectora risas, interés, asombro, incluso fascinación, pero también cierto cansancio por esa necesidad que ha creído intuir en Dai Sijie de imponer un delirio que termina por hacerse monótono. Sensaciones, pues, muy contradictorias.
El complejo de Di. Dai Sijie. Traducción de José A. Soriano. Salamandra. Barcelona, 2005. 318 páginas. 14,90 euros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Salvador Illa usa su mensaje navideño para alertar sobre el auge ultra: “Sin humanidad no se puede construir un país”
Bonoloto: comprobar sorteo del viernes 26 de diciembre
Cuponazo de la ONCE: comprobar sorteo del viernes 26 de diciembre
El Gobierno de Petro formaliza su intención de recolectar firmas para convocar una Asamblea Constituyente
Lo más visto
- De celebrar el Gordo a temer no cobrarlo: la comisión de fiestas de Villamanín se dejó en casa un talonario vendido antes del sorteo
- Maisa Hens, cantante: “Gracias al anuncio de El Almendro no tuve que volver a hacer un ‘casting”
- Los socialistas valencianos reclaman a Feijóo que entregue a la jueza de la dana la conversación íntegra con Mazón
- La obsesión de Trump por poner su nombre a todo carece de precedentes en Estados Unidos
- “Un jardín con casa, no una casa con jardín”: así es la premiada vivienda de 146 metros cuadrados que se camufla con la vegetación




























































