Carta al rector de la Universidad de Sevilla
Hoy, 1º de abril de 2005, se cumple el primer aniversario de la presentación ante el rector de la Universidad de Sevilla de la denuncia formal contra mi antigua directora de tesis por haber incurrido presuntamente en diversas conductas consideradas como faltas graves y muy graves en el Régimen de la Función Pública, entre otros, por sometimiento a servidumbre intelectual y violación de mis derechos.
Aun cuando desde octubre de 2003 la Universidad de Sevilla tiene pleno conocimiento de las graves irregularidades en que ha incurrido la denunciada, hasta la fecha, ha guardado un silencio absoluto que le ha permitido a la denunciada llevar su arbitrariedad hasta la últimas consecuencias.
La actitud adoptada por Universidad me ha abocado al aislamiento forzoso del departamento al que pertenezco, me ha mantenido en una situación límite que me genera angustia y estrés; me ha puesto en estado de indefensión, inferioridad y desamparo; me ha despojado del producto de siete años de estudios e investigación, y me ha mantenido en situación de imposibilidad absoluta para doctorarme y para publicar en la debida oportunidad sobre el tema de mi tesis (la discriminación por orientación sexual) en detrimento de todos mis derechos de doctoranda, poniéndome en una situación irracional y desproporcionada que me ha obligado a paralizar todos mis proyectos vitales para defender mis intereses, generándoseme enormes perjuicios profesionales, materiales y morales.
Dígame señor rector, ¿qué debo hacer para que en la Universidad se cumpla la ley y se amparen mis derechos? En su condición de única autoridad competente para conocer, ¿cuándo tendrá a bien resolver mi situación como legalmente le es exigible?
Estamos celebrando el V Centenario de la fundación de la Universidad de Sevilla y lo mínimo que se puede esperar es que 500 años de ilustración sean mucho más que meras reminiscencias y palabras en un papel.
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