El mal beber de Phelps

"Fue un error y estoy totalmente arrepentido". El nadador estadounidense Michael Phelps, ganador de ocho medallas, seis de ellas de oro, en los pasados Juegos Olímpicos de Atenas, fue arrestado la pasada semana cuando se comprobó que conducía un vehículo en un avanzado estado de embriaguez. Tras pedir disculpas públicamente, Phelps aseguró estar dispuesto a asumir la responsabilidad de su acción, que podría suponerle incluso un año de arresto.

Era el jueves pasado por la noche, pasadas las once y media, cuando el nadador, de 19 años, no se detuvo en una intersección cuando conducía en Salisbury (Estado de Maryland). El joven fue parado por un policía local, que después de hacerle algunas preguntas comprobó que la gran estrella estadounidense de natación se encontraba borracho. Phelps, que fue arrestado y será llevado a juicio por lo ocurrido, tendrá que enfrentarse a los cargos de violar restricciones en su licencia de conducir, de no cumplir con una parada obligatoria en una intersección y de haber bebido en un estado donde el consumo de bebidas aldohólicas está prohibido hasta los 21 años.

La detención de Phelps, que iba acompañado por otras dos personas en su Land Rover, le llevará ante los tribunales por infringir las normas de tráfico y conducir en estado de embriaguez, acción que en Maryland puede ser castigada con una multa de mil dólares (más de 770 euros) y un año de cárcel.

Phelps admitió haber cometido un error y pidió disculpas por su conducta "peligrosa e inaceptable". A través de un comunicado, Michael Phelps declaró: "La semana pasada cometí un error. Conducir un vehículo después de haber bebido es incorrecto, peligroso e inaceptable".

Phelps tiene 19 años, dos por debajo de la edad permitida en el Estado de Maryland para consumir alcohol. Residente en Baltimore (Maryland), el joven deportista aseguró que cumplirá con la responsabilidad de su acción. "No importa lo joven que seas para ser responsable de tus actos, lo que yo haré. Cometí un error y pido disculpas por ello", explicó.

"Michael se siente como si se le hubiera caído el mundo encima. Está completamente seguro de que cometió un error y de que esto va a dañar su reputación", afirmó en declaraciones al diario Chicago Tribune el entrenador del nadador, Bob Bowman, con quien pensaba trasladarse próximamente a Michigan para continuar sus entrenamientos. "Podía haber sido trágico", declaró Bowman. "Estoy feliz porque nadie resultara herido", dijo el entrenador. "No es algo que haga a cada rato, no es su tipo de conducta, ha cometido un error estúpido", finalizó Bowman.