La política del 0-0
La Alemania de Rudi Völler planifica su estreno en el torneo con un cerrojazo frente a Holanda

Alemania practica el ocultamiento. Es como esos depredadores que atacan por sorpresa o se camuflan bajo la apariencia de una criatura inofensiva. La inminencia del partido contra Holanda ha activado todas sus defensas, nunca mejor dicho. El seleccionador, Rudi Völler, decidió el domingo cerrar los entrenamientos para que nadie vea lo que hacen sus muchachos. Quería practicar el juego a balón parado, los penaltis y, en especial, algo que a los germanos se les da muy bien: los lanzamientos de falta para el remate de sus largos y poderosos muchachos de cabeza de acero.
Alemania vive momentos de introspección y alerta. El doctor Tim Meyer aconsejó a los jugadores que no tengan relaciones sexuales hasta después del encuentro con Holanda para evitar el desgaste emocional y físico. Por lo demás, la información que sale del hotel en el que se recluyen los teutones es mínima hasta el absurdo. El segundo técnico, Michael Skibbe, además de insinuar que el equipo "podría" jugar con "un solo delantero", presumiblemente Kuranyi, ha hecho apología del secretismo. "Nuestra prioridad es hacer un fútbol serio en la defensa y creo que lo haremos", ha dicho Skibbe como si confesase un delito desconocido por el mundo; "también tengo información fiable sobre la manera en que jugará Holanda, pero no quiero hablar de ello porque le daríamos oportunidad de cambiar de táctica".
Völler se dedica a ensayar a puerta cerrada las jugadas a balón parado
El complejo elegido por Völler, en la localidad de Almancil, es tan lujoso como recóndito y hermético. Entrevistar a un jugador alemán es una tarea prácticamente imposible, sobre todo para los periodistas germanos, que se pasan el día encerrados junto al hotel del equipo, en una gran sala soterrada con forma de planta industrial, iluminación especial y gigantescos escaparates donde se anuncian los patrocinadores: Adidas, Mercedes Benz, Postbank y cerveza Bitburger. Uno de los reporteros adheridos a Alemania, natural de Berlín, comentó el domingo: "Aquí nos podríamos pasar el día engordando. Tenemos cerveza, bocadillos, comidas, café, televisores... Pero a los jugadores no los vemos nunca".
Alemania comienza el Europeo encerrada en su cascarón y nadie puede asegurar si lo que se verá hoy en Oporto será el equipo que se arrastró por el de 2000 o el conjunto que estuvo a punto de reconquistar el campeonato mundial en Tokio en 2002. Hay una estadística determinante: la Eurocopa de 2000 fue una excepción para un equipo que alcanzó la final en cinco de las últimas nueve ediciones. Alemania fue campeona en 1972, 1980 y 1996 y subcampeona en 1976 y 1992. En la edición de 1988 cayó en las semifinales, contra Holanda, en Hamburgo. Fue la única gran victoria holandesa sobre Alemania. Un gol de Van Basten en el descuento (2-1) consiguió que, como dijo Gullit, se hiciera "justicia".
La Alemania que ha velado sus armas al sur de Portugal parece un equipo en estado larvado. No hay señales en su plantilla de centrocampistas con pie de seda, grandes pasadores en la estela de Beckembauer, Overath, Netzer, Magath, Schuster, Möller o Effenberg. Ésa parece una estirpe agotada. Si hay algo que persiste en Alemania es el esquema mental de sus jugadores. Se tienen fe por encima de la lógica, conservan el corte atlético y no dudan sobre cuál es la idea rectora. El central del Hertha de Berlín, Friedrich, resumió el domingo el código genético de los suyos rescatando una frase que puso de moda el Schalke cuando ganó la Copa de la UEFA en 1974: "El 0 debe prevalecer". Una apuesta furibunda por evitar recibir goles. "Si nos mantenemos cerrados", agregó Friedrich; "como hicieron los griegos contra Portugal, todo será posible".
Ésta es la política de "Tía Katy", como llaman a Völler por sus rulos. El ex delantero internacional pretende asegurar su área con acorazados del pelaje de Worns, Nowotny y Baumann; cerrar las bandas con mediofondistas de ida y vuelta, buenos llegadores como Shneider y Lhan, y asegurar la pegada con Ballack y un delantero. Este papel lo puede interpretar Kuranyi, un alemán nacido en Rio de Janeiro, o el chaval con la media goleadora más alta de la última Bundesliga, el polaco de nacimiento Podolski.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
El médico que le proporcionó la ketamina a Matthew Perry, sentenciado a ocho meses de arresto domiciliario
Novena de Aguinaldos 2025: origen, cómo se hace y cuándo empieza
La lista de los políticos mexicanos que han hecho pública la revocación de su visa estadounidense
Cupón diario de la ONCE: comprobar sorteo del martes 16 de diciembre
Lo más visto
- La UCO precipitó la detención del expresidente de la SEPI porque se percató de que lo seguían cuando iba a una cita con Leire Díez
- El rechazo de Francia y las dudas de último minuto de Italia amenazan con descarrilar la firma del acuerdo entre la UE y Mercosur
- La jueza de la dana declina citar a Sánchez porque no consta que estuviera informado “en tiempo real” por Mazón como Feijóo
- Elon Musk, más cerca de ser el primer hombre en alcanzar una fortuna de un billón de dólares
- Un tercio de las personas LGTBI+ ha sido expulsado de su casa por su orientación o identidad




























































