Puntualizaciones

Lo confieso: nunca voté al PP. Y frente al aluvión de mensajes recibidos por correo electrónico, intentando aclararme el porqué de mi voto, ahí va mi reflexión: A mí, no me ha manipulado nadie, ni la SER, ni EL PAÍS... Puedo pecar de ingenua, de autodidacta en mis convicciones profundas, en mi búsqueda de información, pero veo harto difícil que se pueda acusar a Le Monde, el Times o el Washington Post de intentar manipular mi voto.

Explico: al saber del horroroso atentado, todos pensamos en ETA. Pero una cosa muy diferente es lo que el ciudadano de a pie pueda pensar, y otra muy distinta que un gobierno de la Nación lo dé por bueno sin más, llegando a ocultar parte de la información.

Vuelvo al punto de partida: estaba llorando frente al televisor y maldiciendo en mi fuero interno al terrorismo que daba igual cual fuera capaz de semejante atrocidad, cuando empezaron a llamarme del extranjero, amigos y familiares, para solidarizarse conmigo. Cuando de todos surgía la lógica preocupación por la atribución del atentado al radicalismo islamista, la duda me hizo -a mí y a otros miles de españoles que, aunque les parezca imposible, disponemos de Internet en casa- investigar la prensa extranjera del día. No tienen más que ir a ver las paginas de Le Monde, por ejemplo, de los días posteriores al 11-M y anteriores al 14- M. Lo siento, a mí no me lo sopló la SER ni El País ni el PSOE, me fui inflando de rabia e impotencia a lo largo de estos fatídicos días pasando de Internet a TVE, de la BBC a RNE... Lamento, por otra parte, que los votantes del PP se sientan amenazados por los pacifistas al paso de sus manifestaciones en contra de las guerras, pues yo participo en estas manifestaciones y no me considero un peligro para nadie.

Y dicho esto, lo que me gustaría de verdad, es que olvidemos de una vez el malestar reinante en nuestra sociedad, propiciado por una desacertada política de crispación, insultos y mentiras, y volvamos a un verdadero estado democrático en el que que perder las elecciones forma parte del juego admitido.