Me ha escrito Rajoy
Vivo y trabajo en Múnich desde hace siete años. Hace escasas semanas solicité la modificación de mi inscripción en el censo electoral para poder votar por correo desde Alemania en las próximas elecciones generales en lugar de desplazarme a mi colegio electoral en Valencia como venía haciendo hasta ahora. Apenas resuelta favorablemente mi solicitud y registrada en la base de datos de la Oficina del Censo la dirección a la que deseo que me envíen la documentación para el voto por correo, el PP ya conoce, en cuestión de días, mis nuevos datos, y dispone alegremente de ellos. Pregunto: ¿tienen los partidos políticos, por el mero hecho de serlo, libre acceso a los datos personales de los electores en poder de la Oficina del Censo sin ningún tipo de restricción? ¿Debo asumir que cualquier formación política, incluidas aquellas que detesto, tiene derecho a obtener de la Oficina del Censo mis datos personales y mi dirección privada para hacerme llegar una información que nadie les ha pedido y que no deseo?
Sea como fuere, recibo una carta del PP en mi casa de Múnich en la que el señor Mariano Rajoy se dirige a mí en estos términos, que transcribo literalmente dado su indudable interés arqueológico y para la antología de la copla: "Quiero agradecerle la oportunidad de dirigirme a usted, con el reconocimiento al sacrificio y esfuerzo que, como tantos españoles, tuvo que hacer al salir de España. Todos los españoles somos conscientes de la deuda que tenemos con los que tuvieron que tomar la decisión difícil de abandonar nuestro país para labrarse un futuro lejos de nuestra tierra, la que nos vio nacer, pero con la ilusión de volver y el sentimiento de saber cuánto dejaba atrás'. Tras el natural estupor inicial, mi primera reacción es: pero ¿cómo se atreve este señor a utilizar este lenguaje paternalista, rancio y grotesco sin saber siquiera a quién se dirige? El resto de la carta es un insulto a la inteligencia: 'Para el PP son prioritarias las políticas sociales, siendo la mejor de todas la creación de empleo. Gracias a ello los españoles estamos disfrutando de unas oportunidades que nunca antes nuestra historia nos había ofrecido', etcétera, de modo que pronto podremos regresar a casa y ya no será necesario emigrar. Ése es el burdo y anacrónico mensaje del PP a miles de ciudadanos españoles que vivimos y trabajamos, con mucho gusto, fuera de España.
Señor Rajoy: sepa, en primer lugar, que abrir los ojos a otras realidades, a otros mundos posibles, constituye un ejercicio intelectualmente muy saludable, que recomiendo vivamente a la juventud española, y que enseña a valorar lo propio en su justa medida. En mi caso, le diré que cada vez que me asalta "la ilusión de volver" a "la tierra que me vio nacer" simplemente cojo un avión y vuelvo; eso sí: de vacaciones, porque para trabajar y desarrollarme profesionalmente prefiero, sin duda, Múnich. Y, como yo, cientos de ciudadanos españoles que trabajamos en esta ciudad abierta y tolerante (miles en Alemania y en el resto de Europa) en tareas de I+D en la universidad, en centros de investigación públicos y privados, en grandes empresas y en organizaciones internacionales, y que no estamos dispuestos a renunciar a nuestra estabilidad sociolaboral y profesional y a un alto nivel de calidad de vida a cambio de un contrato en prácticas, una serie de contratos temporales o una beca de "formación" en esa tierra que "dejamos atrás" (aquí derramo una lagrimilla). Volver a trabajar en España: ¡eso sí que sería un "sacrificio"!
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