Lula busca el apoyo de México a su entrada en el Consejo de Seguridad
Brasil quiere entrar en la cúpula de la ONU como miembro permanente

Los presidentes de México, Vicente Fox, y Brasil, Luiz Inázio Lula da Silva, que disputan entre bastidores el liderazgo de América Latina, se reunieron ayer en la capital mexicana para conciliar posiciones sobre la eventual reforma del Consejo de Seguridad y abordar, entre otros asuntos bilaterales, la incidencia del fracaso de la última reunión de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en la negociación del Tratado de Libre Comercio de las Américas (ALCA), promovido por Estados Unidos.
México es miembro no permanente del Consejo y no parece obsesionado con su ampliación, mientras que Brasil no oculta su aspiración a un asiento con carácter permanente.
Las recientes declaraciones del secretario mexicano (ministro) de Relaciones Exteriores, Luis Ernesto Derbez, insinuando que el presidente brasileño tenía más interés en ocupar un puesto en el Consejo de Seguridad que en la reforma de la ONU, causó suspicacias, minimizadas por portavoces de los dos Gobiernos. Paralelamente, el activismo de Brasil al frente del Grupo de los 22, que plantó cara a Estados Unidos y la Unión Europea en la cumbre de la OMC en Cancún, a mediados de mes, no agradó a la delegación mexicana, anfitriona del fallido encuentro. México depende mucho de EE UU, en cuyos mercados coloca cerca del 90% de sus mercancías, y no es previsible un frente con el brasileño que Washington puede considerar hostil.
Fox y Lula llegaron a México procedentes de Nueva York, donde, desde diferentes enfoques, apoyaron las reformas de la ONU. El brasileño admitió que su país quiere formar parte del Consejo de Seguridad cuando se apruebe su ampliación al sostener que el cuerpo multinacional no es lo suficientemente representativo y legítimo.
El gobernante mexicano precisó en su intervención ante la Asamblea General que "de poco sirve pensar en un Consejo con un mayor número de miembros, si las resoluciones que emita no son acatadas o carecen de una interpretación común". Brasil relevará a México a partir de enero como miembro no permanente del Consejo de Seguridad.
Las relaciones entre Brasil y México, cuyos intercambios comerciales alcanzan los 3.000 millones de dólares, en una balanza deficitaria para los mexicanos, son buenas, pese a los discretos recelos sobre el liderazgo en la región o sus discrepancias acerca de las relaciones con Washington o La Habana. Lula, un sindicalista de izquierdas, viaja hoy a Cuba para entrevistarse con Fidel Castro, cuyas relaciones con Fox, un político de perfil empresarial y conservador, son distantes. El enfriamiento de las relaciones entre México y EE UU, al rechazar Fox participar en la invasión de Irak, le acercó un poco más a Brasilia.
Los dos gobernantes y sus delegaciones tenían previsto hablar también sobre los preparativos de la Conferencia de Seguridad Hemisférica, que tendrá lugar en octubre en Ciudad de México, del Mercosur (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay), del Plan Puebla-Panamá, y sobre las expectativas de la próxima Cumbre Iberoamericana, que se desarrollará en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra. El federalismo y las dificultades de sacar adelante las reformas estructurales que necesitan México y Brasil, fundamentalmente la fiscal, ocuparían también parte de las conversaciones.
México y Brasil generan en torno al 60% del PIB latinoamericano y tratan de coordinar posiciones respecto al ALCA, cuya negociación deberá tener en cuenta lo sucedido en Cancún, enclave turístico en el que Brasil lideró a los países en desarrollo contra las posiciones defendidas por las naciones ricas. Lula es un abierto crítico del calendario y orientación de Washington en las negociaciones del ALCA, cuya conclusión está prevista para 2005. Lula y Fox intentarán, asimismo, consolidar la alianza bilateral conseguida en la reunión del Grupo de Río de mayo pasado en Perú para potenciar la presencia de América Latina en el mundo. Araujo negó que Lula haya desplazado el liderazgo de Fox porque, precisó, "la región es muy grande y permite muchos liderazgos".

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