Profundidad golosa

Este vino, como la joven bodega que lo elabora, es fruto del empeño y la colaboración de un gran profesional, el enólogo Manuel Ruiz Hernández. Gracias a su asesoramiento, la riojana Bodegas Primicia se instaló hace cinco años en Toro, adquirió 70 hectáreas de viñedo y desarrolló una línea de vinos muy actuales, al socaire de los nuevos gustos que demandan concentración y fruta bien madura, lo que la variedad de la zona, la tinta de Toro, ofrece generosa si se la trata correctamente.

El arranque no ha podido ser más espectacular: el mejor tinto de la bodega es su Selección Especial del 99, que fue su primera cosecha. El color, picota oscura con matices violáceos, desvela una gran concentración. Al color le corresponde una nariz compleja, con incipientes notas de reducción, llena de matices especiados (canela, vainilla), con algún atisbo mineral y notas de torrefacto y cedro, todos atributos de una elegancia poco habitual por estas tierras zamoranas, donde se apuesta más por lo opulento. Encierra el vino, en su corpulencia, una carga de profundidad golosa, que se manifiesta en la boca como una explosión de fruta madura, y una acidez que da brillo a los taninos, suaves y esperanzadores.