Azúa dice que el arte moderno es complicado pese a ser "más popular"

El profesor de Estética y ensayista Félix de Azúa (Barcelona, 1944) dijo ayer que el arte contemporáneo, "el que parece más tonto, como puede ser una raspa de sardina", es el filosóficamente más difícil pero el más popular. "Porque está lleno de paradojas", dijo; "las exposiciones son muy populares, van a ellas mucha gente y, sin embargo, los contenidos son de una enorme complejidad teórica, hasta el punto de que la mayoría de críticos de este arte son filósofos".

Azúa, colaborador habitual de EL PAÍS, impartió ayer una conferencia bajo el título Lo que queda del arte en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense. El novelista apuntó otra paradoja del arte contemporáneo: "Tan peculiar, combativo y negativo y, sin embargo, está sostenido por las instituciones, es decir, por ministerios, bancos, grandes financieras, inmensos consorcios internacionales. Así, este arte, que siempre había tratado de separarse de la clientela burguesa y del mercado, no ha podido evitar volver a caer en esos círculos y ser mercantilizado".

Azúa no se atrevió a decir si el arte está o no en decadencia. "Es tal la información que recibimos que nos impide ver el conjunto. Aunque un especialista quiera hacerse una idea de lo que se está produciendo ahora, no va a averiguar más de un 10%. La red institucional es inmensa: hay miles de revistas, de galerías, de museos". Y lo ejemplificó con los 20 museos de arte contemporáneo que han aparecido en España en esta década.