Aznar reactiva su política exterior para tratar de garantizarse un papel en Oriente Próximo

El presidente del Gobierno, José María Aznar, se dispone a cerrar de modo urgente el paréntesis diplomático impuesto por la guerra en Irak con dos objetivos básicos: asegurarse un protagonismo de su Gobierno en el proceso de paz para Oriente Próximo y responder, en el plano de la política interna, a las denuncias de la oposición de que el apoyo a la acción bélica de George W. Bush le ha dejado aislado. La Moncloa ha anunciado que, antes que comience la campaña para las elecciones municipales, el próximo 9 de mayo, Aznar viajará a París, Londres y Washington.

El presidente tiene previsto, en efecto, estar en París el próximo martes para participar en una conferencia organizada por una fundación ligada al primer ministro galo, Jean-Pierre Raffarin. El encuentro, bajo el título El choque de abril de 2002. ¿Qué lecciones para Francia y Europa? ¿Qué respuesta política?, permitirá a Aznar debatir el éxito electoral del ultraderechista francés Jean-Marie Le Pen con otros líderes del centro-derecha europeo, como el italiano Silvio Berlusconi, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, o el portugués José Manuel Durão-Barroso.

Pero La Moncloa pretende que el viaje sirva también para que Aznar y Raffarin celebren un encuentro estrictamente político, indican fuentes gubernamentales. No está previsto, en cambio, que Jacques Chirac reciba a Aznar.

Al día siguiente, miércoles, aunque la agenda no está aún cerrada, está previsto que Aznar vaya a Londres y se entreviste una vez más con Tony Blair, que ha estado en Madrid dos veces desde de enero. Los temas a tratar, tanto con Blair como con Raffarin en su caso, son la reconstrucción de Irak y el futuro de Oriente Próximo. Sobre el primero de ellos, España y el Reino Unido tienen puntos de vista diferentes de los de Francia. Los tres países coinciden, sin embargo, en la necesidad de que se active la llamada Hoja de Ruta o calendario de actividades que impulsa el cuarteto integrado por la UE, EE UU, Rusia y la ONU para lograr una solución pacífica.

Aznar, que quisiera presidir una segunda Conferencia de Madrid con israelíes y palestinos, como la que impulsó Felipe González tras la guerra del Golfo, despachará estos mismos temas con Bush en una visita a Washington el 7 de mayo. El encuentro viene propiciado por una cita pendiente del presidente español con el Congreso Judío de EE UU, que sería atendida el 8 de mayo. Aznar habló el pasado viernes por teléfono con Bush de la posibilidad de verse en esas fechas, con el tiempo justo para volver a España a inaugurar la campaña de las municipales.

Aznar ha consultado hasta ahora con el líder estadounidense cada movimiento en el tema de Oriente Próximo. Es significativo que la visita que hoy inicia a Damasco la ministra de Exteriores, Ana Palacio, no se haya producido hasta que Bush diera el visto bueno, el pasado lunes, a esos contactos.

Blair habló, de hecho, por teléfono con el presidente sirio, Bachar el Asad, antes de que lo hiciera Aznar el pasado jueves. Y tanto el ministro británico de Exteriores, Jack Straw, como el francés, Dominique de Villepin, viajaron a Damasco antes que Palacio.

Aznar, indican fuentes de La Moncloa, ha informado, además, a Bush por teléfono de sus contactos con líderes árabes y, en concreto, de sus conversaciones de este fin de semana con el líder palestino, Yasir Arafat, y los presidentes de Egipto, Hosni Mubarak; Libia, Muamar el Gadafi, y Argelia, Abdelaziz Buteflika. Aznar ha pedido en esas charlas que Arafat allane el camino para que su sucesor preferido por Washington, Abu Mazen, pueda formar gobierno. También ha hecho ver que la paz no deja margen para grupos que la coalición contra Irak considera terroristas, como Yihad Islámica y Hamas.