Sadam Husein acusa a Bush de ser "el déspota del siglo"

Sadam Husein acusó ayer a Estados Unidos de intentar convertir a los árabes en esclavos y prometió a los iraquíes victoria sobre los invasores. Pero hace ya varias semanas que las losetas con el rostro de Bush padre y la inscripción "Muerte a América" que pisaban todos los visitantes del hotel Al Rachid están cubiertas con alfombras. A pesar de la retórica, el Gobierno de Bagdad prosigue la destrucción de los misiles Al Samud 2 y avanza en la cooperación con los inspectores, en un intento desesperado por evitar la guerra.
"Vosotros, los iraquíes, seréis los victoriosos, armados con la fe, y los déspotas serán derrotados; su arrogancia no les beneficiará", aseguró el presidente iraquí en un mensaje a la nación con motivo del Año Nuevo islámico, una fiesta religiosa que no va acompañada de celebraciones especiales. El texto, leído por un locutor en la televisión estatal, acusaba a George W. Bush de ser "el déspota del siglo". Con el lenguaje florido que le caracteriza, Sadam estableció paralelismos entre las dificultades actuales que atraviesan los iraquíes y las que sufrió Mahoma durante la hégira, su viaje de Medina a La Meca.
En contraste con ese tono de desafío, y a pesar de que la festividad mantuvo cerrados bancos y oficinas públicas, los empleados del Departamento Nacional de Seguimiento siguieron trabajando con los inspectores de desarme. Según informó Udai al Tai, director de Información, continuaron con la destrucción de los tres misiles que quedaron pendientes el día anterior, empezaron a desmantelar una rampa de lanzamiento de esos cohetes y concluyeron la inutilización del segundo horno para licuar combustible. Su oficina también difundió las primeras fotos de este proceso.
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