América no olvida

Un año después, millones de estadounidenses recordaron ayer el día en el que sus vidas cambiaron, el 11 de septiembre de 2001, cuando más de 3.000 personas murieron en los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York y del Pentágono en Washington y en los campos de Shanksville, en Pensilvania. La zona cero de Nueva York fue el centro de los actos. Allí estalló el primero de los cuatro aviones secuestrados y allí se produjo la mayor tragedia: 2.081 víctimas mortales. Los nombres fueron leídos en alto por la senadora Hillary Clinton, por el secretario de Estado Colin Powell, por el ex alcalde Rudolph Giuliani, pero también por ciudadanos anónimos. 'No os olvidaremos', rezaba la pancarta que llevaban las familias de las víctimas.

Y aunque el ambiente general del país era de dolor, no de venganza, el presidente George W. Bush -que empezó la jornada en Washington, la continuó en Pensilvania y la concluyó en Nueva York- dijo que los fallecidos del 11 de septiembre 'no murieron en vano' y que lo que le ocurrió a EE UU 'desencadenó el primer gran combate del nuevo siglo'. 'Renovamos nuestro compromiso de ganar la guerra que empezó aquí', añadió el presidente.

Pese a las amenazas, no ocurrió nada. Se tomaron todas las precauciones y el vicepresidente Dick Cheney volvió a pasar la jornada en un lugar secreto, como en los días más tensos del otoño pasado.

El presidente del Gobierno, José María Aznar, afirmó en el Congreso que España estará 'siempre' con EE UU en su lucha contra el terrorismo. El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo que los socialistas no apoyarán una eventual intervención unilateral en Irak sin el respaldo de Naciones Unidas.