Reforzado el equipo médico del Papa en el viaje de regreso a Roma

El Papa concluyó ayer en México su 97º viaje apostólico, con un nuevo acto de homenaje a los cristianos indígenas de la primera evangelización de América. Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles, dos indios zapotecas, martirizados por haber denunciado a varios vecinos paganos, en 1700, en Oaxaca (México), fueron beatificados por el Pontífice. Por la tarde, Juan Pablo II abandonó México rumbo a Roma, acompañado por un séquito que incluye cinco médicos.

La preocupación por la salud del Papa -que ayer fue acogido de nuevo en las calles de México por casi un millón de personas- y las más de 12 horas del vuelo de regreso decidieron al Vaticano a reforzar el equipo médico. La televisión mexicana mostró con todo lujo de detalles el interior del avión de Aeroméxico, preparado para el regreso del Papa a Roma, adonde tenía previsto llegar hoy a las 8.30 de la mañana. En México se ha informado ampliamente sobre la comitiva papal y una de las responsables de la compañía aérea mexicana, Rosa de Guadalupe Gómez, dijo que a bordo del avión viajarían cinco médicos. Uno de los especialistas, Gabriele Severini, se unió en Guatemala a la comitiva, integrada ya por una religiosa polaca enfermera y asistente de la Casa Pontificia, sor Tobiana, el director de los servicios sanitarios, Renato Buzzonetti, y el cardiólogo Patrizio Polisca. La portavoz de Aeroméxico no facilitó los nombres del personal que se añade al séquito.

La etapa mexicana de este viaje, que se inició en Toronto el 23 de julio, ha sido tan estimulante para el pontífice, vitoreado incansablemente, como agotadora. Las dos ceremonias litúrgicas que presidió en la basílica de Guadalupe han sido pruebas de fuego para su salud, minada por el Parkinson, los problemas reumáticos y las secuelas del atentado de 1981.