Hijos de la luz

A IU no se le puede acusar de incoherencia. Inasequible al desaliento, su portavoz adjunto, Juan Ramón Sanz, insistió ayer en la Asamblea en asuntos que desbordan lo regional. Si en la anterior sesión IU pidió la opinión del presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón, sobre el golpe de Estado en Venezuela, ayer le preguntó por Palestina.

Habló Sanz con pasión de un pueblo que agoniza en el sufrimiento. Hubo un momento en que dijo: 'Si tuviéramos la fortuna de tenerle a usted como presidente de la Unión Europea...', para diferenciarle del presidente José María Aznar. ¿Elogio o baldón? Nunca se sabe lo que pasa por el corazón de un político. Pero hay comparaciones que hasta son de agradecer. El presidente explicó que no creía en soluciones militares, abogó por la paz, condenó la muerte y reprochó a Sanz: 'Critíqueme por otras cosas. No utilice el dolor de Palestina para ganar votos'.

Y porque el dolor no tiene ni credos ni tiempo, Ruiz-Gallardón le regaló El mundo de ayer, las memorias de un judío, el novelista Stephan Zweig, que se suicidó convencido de que nada pararía a Hitler. Le leyó una frase: 'Toda sombra es, al fin y al cabo, hija de la luz'. ¿Será que lo que fuera luz produce ahora tales sombras? Seguramente ayer, cada uno a su manera, rezara al mismo dios de judíos y árabes para que la solución no sea el suicidio ni la muerte.