Inocente Canastero

Joaquín el Canastero declara 66 años, pero para a la mitad, y dice: 'Me parece que estoy cantando desentonao'. Y con el segundo tema ocurre lo mismo. Otros, con la expectación que ha despertado el personaje, se comportarían como divos. Joaquín, no. Habla como pidiendo perdón, y llegado un momento afirma: 'Yo no sé cantar'.

Habla de la ciencia del alma, de la alegría en los corazones que no debe ser vana, de los montes en que vive porque es canastero de los auténticos, de los que ya quedan muy pocos, es decir, de los que viven bajo las estrellas, hablando con los bichos y las hormigas... Y tiene razón: cantar, cantar, a su aire y no mucho. 'Grabar un disco es distinto. Yo no sabía que venía a cantar delante de esta familia tan grande y tan unida'.

Y la familia unida ríe sus dichos, le aplaude, le ovaciona, le quiere. Lo dicho, un personaje. Canta boleros, alguna rumbita, un fandanguito, un taranto. A su aire, todo a su aire. Pero me da el pálpito de que hará carrera como cantaor / cantante / comunicador / inocente. Sobre todo, inocente.

El arte lo pusieron Coble y Curro de Jerez. Coble es un joven que continúa la no muy extensa nómina de pianistas flamencos. Y lo hace con acierto, con un muy adecuado sentimiento jondo. Paco de Lucía y otros grandes se asoman a ese piano. Curro de Jerez, que acaba de sacar disco propio, tocó con su habitual autoridad.