Lo esperado
La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos bajó ayer los tipos de interés en medio punto y dejó el tipo de intervención de la economía estadounidense en el 5%. Era lo esperado y Alan Greenspan no se apartó del guión. La precisión añadida de que la debilidad de la economía de EE UU sigue siendo el problema principal da pie para suponer que el goteo de rebajas de tipos no se acaba aquí y que en un plazo razonable, otros 30 días, habrá otra. Con su conocida casuística, Greenspan intenta acomodar poco a poco, en pequeñas dosis, el nivel de coste del dinero que requiere la economía de aquel país para hacer frente a una sombra que sigue inquietando a las empresas y a los ciudadanos estadounidenses, la de la recesión, que empieza a tomar perfiles dramáticos con la profunda inestabilidad de los mercados de valores.
Todas las miradas estaban pendientes de la decisión de la Fed, porque se ha extendido la idea de que el abaratamiento del coste del dinero es la condición necesaria para reactivar la demanda en los países que habitualmente suelen 'tirar' de la economía mundial. Véase el caso de Japón, dispuesto a inyectar dinero en el sistema financiero a tipo de interés cero para recuperar el pulso de la demanda y, si es necesario, importar inflación. La diferencia es que mientras la situación de Japón es sumamente delicada debido al inexistente margen de maniobra para abaratar el precio del dinero, EE UU dispone todavía de un recorrido de cinco puntos en sus tipos de interés para modular la política monetaria en función de cómo reaccionen los beneficios de las empresas, los mercados y otros indicadores.
La decisión de ayer sitúa los tipos de interés estadounidenses en un nivel más acorde con su evolución económica reciente, caracterizada por una brusca interrupción del crecimiento, la caída del consumo, el empeoramiento de las expectativas de beneficios empresarial y despidos en masa. Era la condición necesaria; la suficiente es que la Administración de Bush acierte con las medidas fiscales necesarias para complementarla.
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