Todo cambia

Cuando alguien se pone agresivo y pierde la razón y el autocontrol, la respuesta del posible agredido suele ser agresiva, falta de razón y descontrolada. Es una advertencia que me hago a mí mismo, ya que en modo alguno quiero responder agresivamente a Heribert Barrera y a los que piensan como él.

Nací en Sevilla, pero me parece más interesante la música de Mozart, el rock de Barón Rojo y las alegrías de Cádiz que las sevillanas; me gustan más las vidrieras de la catedral de Chartres que las de la catedral de Sevilla, y Goya, más que Murillo; me parecen más inteligentes algunos políticos nacidos en Cataluña que otros nacidos en Andalucía; encuentro más espiritualidad en Rumi el sufí, que, si la memoria no me es infiel, fue parido en Afganistán, o en Lao Tse, el chino, que en san Vicente Ferrer, que nació en Valencia, o que en san Antonio María Claret, que, creo que no me equivoco, nació en Cataluña.

Recuerdo haber visto, en los años setenta, a muchos catalanes que vivían en Madrid, bailar alegremente sardanas en el Retiro y, que yo recuerde, nadie les dijo que se fueran al Parc de la Ciutadella.

En cuanto al mestizaje, ¿de verdad hay que demostrar que es más beneficioso que la endogamia? Usted, señor Barrera, ¿es de origen cerete, ilergete, ausetani o sordi? ¿Fenicio, griego, romano, visigodo o franco?

Comprendo que le agradaría volver a ver Cataluña como era hace setenta y cinco años, cuando usted era un niño, pero las personas cambian, aunque usted no lo quiera, como cambian los pobladores de la geografía, a no ser que por el camino que usted pretende retroceder lleguemos a la humanidad anterior al tabú del incesto.-