Autobuses quemados y pintadas contra el magistrado

La operación del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón contra los 15 dirigentes de la organización juvenil radical Haika tuvo su respuesta el mismo día por parte de los portavoces de la organización. 'Vamos a responder con todo nuestro enfado', dijeron el martes desde la organización independentista descabezada por la policía. Y desde entonces el enfado no ha hecho más que crecer. Varios autobuses y vehículos calcinados y apedreados, pintadas en las calles del País Vasco y en la Universidad de Deusto contra la operación, contra Garzón -'Garzón entzun (escucha) pim, pam pum' o 'La democracia española nos ofrece otra garzonada'- y también contra el presidente de Nuevas Generaciones, Santi Abascal, en la facultad de Sociología. A los dos autobuses calcinados en San Sebastián el mismo día de la operación, valorados en unos 60 millones de pesetas, se sumó ayer el ataque contra otro autobús de la Compañía del Tranvía de la capital donostiarra y contra una furgoneta de Telefónica. Los atacantes rociaron el autobús con líquido inflamable, pero no pudieron darle fuego al presentarse una patrulla de la Ertzaintza, que evitó el ataque. La furgoneta de Telefónica fue atacada y volcada por un grupo de encapuchados una vez finalizada en San Sebastián una manifestación de Haika.

La Ertzaintza puso ayer a disposición judicial a los tres detenidos la víspera bajo la acusación de desórdenes públicos y atentado contra agentes de la autoridad. También se reprodujeron los incidentes en otras localidades vascas como Azpeitia o Basauri, donde grupos de jóvenes prendieron fueron a varios contenedores y rompieron los cristales de entidades bancarias y de seguros. Por el contrario, los paros convocados por Haika en los centros educativos tuvieron en general un seguimiento mínimo (un 2% de la comunidad estudiantil), a excepción de la provincia de Guipúzcoa, según el Gobierno vasco.