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Ajuste de cuentas con Caifás

Los dirigentes de la Iglesia de Unificación no pedirán reparaciones por la persecución y los insultos sufridos, ni dan muestras de rencor. En eso, bromean, están ejerciendo de cristianos, con la otra mejilla preparada. Pero no resisten la satisfacción de pasar cuentas retóricas.

La primera tiene que ver con la historia. Y es que, a la vista del larguísimo proceso de legalización que acaban de superar gracias al Tribunal Constitucional, tienen la certeza de que Jesús de Nazaret, el judío nacido de religión farisea hace más o menos 2000 años, y fundador de la secta cristiana -hoy Iglesia católica, la que tiene más seguidores en el mundo-, no habría superado la prueba de inscripción en el religioso registro del Ministerio de Justicia español. Parece seguro que los caifás de ahora se hubieran escandalizado por el atrevimiento del subversivo profeta y sus doce primeros seguidores, y les habrían enviado una brigadilla de policías, solicitada al Pilatos de turno, para elaborar un largo informe en que basar persistentes resoluciones posteriores.

En algo ha tenido razón el comisario que rastreó la vida y milagros de esta iglesia del coreano Moon: sus dirigentes en España han sido resistentes como rocas. Siete veces les negaron la inscripción registral, y otras tantas volvieron por sus pasos, inasequibles al desaliento. Y en cada estación del víacrucis, en vez de desaliento, cosechaban ánimos, porque, en el fondo, como cuenta Enrique Sánchez Motos -dos veces apeado de un alto cargo por sus creencias religiosas-, el tiempo se movía a su favor.

Eppure si muove, musitó Galileo Galilei segundos después de abjurar, maldecir y detestar de su 'error de fe' por decir que la Tierra gira en torno al Sol. De rodillas ante cardenales e inquisidores, aquel 22 de julio de 1633 Galileo se salvó de la hoguera con una encendida rectificación de teoría, pero no renegó de las certezas. La Tierra seguía dando vueltas. Trescientos cincuenta años más tarde el papa Juan Pablo II ordenó que se alzara la voz de la Iglesia católica en un solemne proceso de rehabilitación.

Sánchez Motos no sueña con tanto de parte de la Administración de justicia española, pero suya es esta apelación a Galileo. El alto funcionario del Estado recuerda como si fuera ayer el día de septiembre de 1996 en que, con el nombramiento de Jefe del Gabinete Técnico de la Subsecretaría de Justicia en la mano, después de haberse despedido con copas y canapés de sus compañeros en el Ministerio de Hacienda, llegó al despacho de su nuevo jefe, Ramón García Mena, y se topó con esta pregunta: '¿Perteneces a la Moon?'. Dijo que sí, que era 'miembro de la Iglesia de Unificación, fundada por el reverendo Moon', y en aquel mismo instante quedó destituido. 'Nunca nadie ha durado menos en un cargo, pero al menos volví a Hacienda antes de que me ocuparan el despacho', bromea ahora. El artículo 16.2 de la Constitución dice que 'nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias', recuerda a continuación.

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