Miles de filipinos toman la calle para exigir la renuncia de Estrada

El presidente de Filipinas, Joseph Estrada, cercado por dos escándalos de corrupción, se enfrentó ayer a la mayor manifestación popular en su contra. Decenas de miles de filipinos invadieron las calles de Manila para gritar "adiós Erap".El lugar elegido para la protesta es muy simbólico, el mismo utilizado por el people's power que liquidó la dictadura consorte de Ferdinand e Imelda Marcos. Esta presión de la calle, que cuenta con el respaldo de la poderosa Iglesia católica y figuras señeras como Corazón Aquino, añadida a las deserciones crecientes en el bando presidencial, hace prever un rápido final de la carrera política del antiguo actor Estrada.

Ya no es sólo la corrupción, el presunto cobro de comisiones de un juego ilegal y de una tabaquera; la protesta rechaza, sobre todo, la incapacidad del presidente para gobernar. Estrada ha perdido el apoyo de la clase media, de las grandes empresas filipinas y del mundo financiero. Le resta el de las clases más desfavorecidas, influenciables a su discurso populista, pero incluso éste, por lo visto en la manifestación de ayer, ha comenzado a evaporarse.