El presidente de Filipinas dimitirá si se prueban las acusaciones contra él

El presidente de Filipinas, Joseph Estrada, sumido en un creciente escándalo, reiteró ayer su inocencia, negando las acusaciones de corrupción que pesan sobre él. Pero, ésta vez, Estrada abrió la posibilidad de una renuncia al cargo: "No seguiré ni un minuto más [en el puesto] si violé las obligaciones que juré (...) No recibí ni un céntimo del jueteng ni tampoco mi esposa o alguno de mis hijos" subrayó en declaraciones a la prensa de Manila. Se acusa a Estrada de haber recibido cinco millones de dólares procedentes de ese juego ilegal y 3,6 millones más por favores en exenciones fiscales a una compañía tabaquera."Prometo que contestaré a todas las acusaciones" que se me formulan, agregó después.

Estrada condenó asimismo la misa oficiada ayer por el arzobispo de Manila, cardenal Jaime Sin, y a la que asistieron la vicepresidenta, Gloria Macapagal-Arroyo, y la ex presidenta Corazón Aquino, entre otras miles de personas, para exigir su renuncia.

La oposición intentará introducir a debate una moción de censura en el Parlamento, mientras que hoy están anunciadas nuevas manifestaciones.