"Casualidad" y "valía profesional"

José Emilio Cervera, ex subsecretario de modernización de la Generalitat y ex consejero de Sanidad, abandonó éste, su último cargo, el pasado 19 de mayo, hostigado por la oposición y abandonado por su propio partido tras las denuncias públicas sobre un supuesto enriquecimiento ilícito en aprovechamiento de su cargo. Cervera, tal como reconoció posteriormente él mismo, no declaró en los preceptivos registros de bienes e intereses de las Cortes una empresa (Orangeville) coadministrada por su mujer, Dolores Santos. Asimismo, no tuvo recato a la hora de adjudicar a IBM, la empresa para la que trabaja su esposa, varios concursos públicos impulsados por él. De hecho, en una intervención ante las Cortes, el presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, no se distinguió, ni mucho menos, por defender de manera cerrada a su consejero. Cervera dimitió 24 horas después. El 14 de junio, la juez Carmen García Mingo imputaba tres delitos al ex consejero: tráfico de influencias, fraude y exacción ilegal y negociación y actividad prohibida a los funcionarios públicos.

Su esposa, de momento, sólo está siendo investigada por una supuesta ilegalidad: tráfico de influencias. Ambos, en cualquier caso, han defendido su proceder. El ex consejero aseguró a la juez el pasado 16 de junio que la no inclusión de Orangeville en su declaración de bienes e intereses y los contratos adjudicados a la empresa en que trabajaba su mujer u otras indirectamente relacionadas con ella no son sino "meras casualidades". Once días más tarde, Dolores Santos defendía la honorabilidad del matrimonio: IBM, dijo, la contrató por su "cualificación". De trabajo, con su marido, no hablaba.