Barak confía en salvar su Gobierno gracias a un pacto con los sefardíes

El primer ministro israelí, Ehud Barak, trata por todos los medios de salvar el Gobierno ofreciendo al partido disidente shas el dinero suficiente para financiar su red de escuelas y guarderías, a cambio de que permanezcan en el Ejecutivo, según se aseguraba ayer en los círculos políticos de Jerusalén. Las negociaciones entre el ministro de Hacienda, el laborista Abraham Shohat, y los dirigentes del partido ultraortodoxo sefardí Shas se encontraban ayer por la tarde muy avanzadas y permitían afirmar la existencia de un principio de acuerdo según el cual esta formación religiosa recibiría alrededor de seis millones de dólares (cerca de 1.000 millones de pesetas) para financiar sus escuelas y guarderías, convertidas, gracias a sus bajos precios, en un verdadero "banderín de enganche" de militantes y votantes de los radicales. La existencia de estas negociaciones y las maniobras dilatorias del propio Barak han abierto un compás de espera, según se aseguraba en círculos políticos donde se aventura "la inminencia de un pacto". Sin embargo, estas mismas fuentes se mostraban escépticas con respecto a otra de las demandas planteadas por el Shas, que reclama del Gobierno el cese del ministro de Educación, Yosi Sarid, del partido laico Meretz, responsable directo de sus restricciones económicas, al haber cerrado el grifo de las subvenciones, desde que hace un año se hizo cargo del poder.

Coincidiendo con esta delicada situación, un diputado de extrema derecha, Avigdor Liberman, presentaba ayer una nueva moción de censura contra el Gobierno de Barak que deberá ser debatida hoy en el Parlamento de Jerusalén, y con la que se intenta castigar al Gobierno por el despido de 1.600 profesores, programado para el principio del próximo curso escolar.