"Mordazas en la boca y tiras de cinta aislante en los ojos"

Tres agentes de la Guardia Civil, dos de ellos destinados en Busot (Alicante) y el tercero en la ciudad de Alicante, declararon ayer en el juicio del caso Lasa-Zabala antes de que la vista se suspendiera por el fallecimiento de Jesús García.Los tres señalaron que el paraje donde se encontraron los cadáveres era muy árido, aislado y alejado de cualquier población, un lugar de bancales con unas condiciones de acceso pésimas e impracticable con un vehículo. Todos indicaron que, tras dejar el coche en una especie de camino, para llegar a la fosa había que caminar unos 200 metros.

Un cazador había encontrado unos restos humanos, que consistían en una tibia y parte de un pie. Excavaron un poco y apareció un cadáver y luego el otro. El agente Juan Fernández Herrero declaró: "Tenían mordazas en la boca, tiras de cinta aislante en los ojos, vendas en los brazos y las piernas y apósitos. Entre los cuerpos había cantidad de cal, aunque no la pesamos".

Los guardias civiles señalaron que encontraron un casquillo de bala del calibre 9 milímetros parabellum marca Geco y mechones de pelo que remitieron al Gabinete de Criminalística de la Guardia Civil.

Una nueva inspección en 1995, cuando ya se sabía quelos cadáveres podían corresponder a Lasa y Zabala, dio como resultado la aparición de un nuevo casquillo y otro proyectil.

El agente Fernández aseguró que en su momento consultaron con un afamado odontólogo, quien les informó de que las amalgamas de los empastes que presentaban los cadáveres no se utilizaban en España.

El comisario Jesús García, momentos antes de morir, afirmó que un incisivo superior del cadáver de Lasa estaba tallado y tenía una funda puesta, un trabajo que no se había hecho en España, y que se correspondía con los datos odontológicos de los etarras aportados por sus familias.