Fin de siglo

El final de un siglo es un truco del calendario, un llamamiento artificial a celebrar o a condenar lo que ha ocurrido. (...) Sin embargo, los meses finales de un siglo nos ofrecen un estímulo infrecuente para la reflexión a largo plazo. Lo más fácil de recordar y aquello sobre lo que es más fácil reflexionar son los acontecimientos y los contrastes extremos: en el lado positivo, los vuelos a reacción y espaciales, el progreso material y científico, las transformaciones sociales y políticas, la caída de los imperios y el auge de la democracia; en el lado negativo, los genocidios y holocaustos, el poder terrible de la bomba atómica, dos guerras mundiales, la pobreza masiva. (...)

Sin embargo, recordar algo no es lo mismo que reflexionar sobre ello. Los acontecimientos del pasado pueden parecer tan irrelevantes como distantes. Y, lo que es más importante, los principios e ideas que subyacen a los acontecimientos frecuentemente se pasan por alto.

Las batallas de este siglo han implicado sobre todo ideas, en particular las ideas de libertad e igualdad. Ambas palabras son tan sencillas y aparentemente virtuosas que es difícil creer que hayan causado tantos problemas. Pero así ha sido, y por dos razones. (...) Una es que durante este siglo se ha producido un prolongado debate sobre qué significa realmente libertad. La otra es que la libertad y la igualdad no coexisten fácilmente. De hecho, en muchos aspectos están en conflicto. (...)

, 11 de septiembre