LA REINA Y LA DISCRECIÓN

La reina Beatriz de Holanda está furiosa por la falta de discreción de algunos parlamentarios. Tanto que está pensándose la posibilidad de eliminar las audiencias que les concede periódicamente. Al parecer, en la última de estas conversaciones, la soberana, muy diferente a su madre, que se limitaba a escuchar y casi no hablaba, se pronunció sin ningún tipo de rubor sobre cuestiones terrenales. "Mis hijos ya no se atreven a salir de noche en Amsterdam y van a Bruselas o Londres", dijo insistiendo en la necesidad de tomar más medidas contra la inseguridad ciudadana, e incluso se atrevió a juzgar asuntos sensibles como la nueva política carcelaria y la elección democrática de los alcaldes. Algunos de los parlamentarios allí presentes no debían de estar muy al tanto de las normas no escritas de la casa real, y los comentarios de Beatriz, de los que, según la Constitución, es responsable el primer ministro, aparecieron como por arte de magia en varios periódicos. El asunto ha abierto toda una polémica sobre lo que puede y no puede decir la reina y sobre lo que deben y no deben comentar los parlamentarios. De momento, a éstos se les ha exigido que de ahora en adelante se guarden para sí lo que oigan en palacio.- ,