La tercera caída del devoto profesor

Necmettin Erbakan cumple con el precepto islámico de los cinco rezos diarios desde la adolescencia. Ahora, a sus 71 años, deberá acatar además el nuevo mandamiento que le ha impuesto el Tribunal Constitucional turco: no intervenir en la cosa pública.Nada nuevo para el "profesor", como le llaman con devoción sus seguidores del islamista Partido del Bienestar (Refah), el único que cuenta en su sede de Ankara con mezquita propia. En sus 40 años de carrera como líder político, es su tercera condena al ostracismo. Los militares ya se encargaron de enviarle al exilio tras los golpes de 1971, inhabilitado por primera vez bajo la acusación de antilaico, y 1980, cuando compareció ante un consejo de guerra.
Derrotado de nuevo en su pulso con,el Ejército, Erbakan no tendrá más remedio que abandonar la escena y aspirar a teledirigir un partido de nuevo cuño. "El movimiento islamista seguirá creciendo a pesar de lo que digan los jueces", advertía ayer antes de alertar a sus partidarios para "no responder a las provocaciones".
A pesar de sus, en ocasiones, incendiarias voces en pro de la implantación de la ley islámica y contra la incorporación a Europa, Erbakan no es un ayatolá iraní ni un emir argelino, sino un ingeniero doctorado en Alemania y catedrático de la Universidad de Estambul, que ha participado en decisiones tan graves para Turquía como la intervención militar en el norte de Chipre de 1974, cuando era número dos en el Gobierno de Ankara. Por tercera vez, los generales han frenado, con la ayuda de los jueces, su pugna por implantar el dictado coránico en el único país laico del mundo musulmán.
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