Pepa Roma publica una novela sobre la generación que peregrinó a la India

Retrato de la generación que vivió su juventud durante los años de la transición política, Mandala (Alfaguara) pretende ser también "una novela de iniciación en el sentido de que la explicación del mundo que te han dado en la adolescencia no sirve para enfrentarte con él", según comentó ayer Pepa Roma. Periodista de profesión y nacida hace 42 años en La Sentiu (Lleida), la escritora ha ambientado su novela en la India y en Madrid con "un recorrido de utopías y de fracasos, de crisis y de recuerdos". El libro obtuvo el Premio Andalucía de Novela el pasado mes de marzo.

La protagonista de Mandala -un diagrama que los orientales utilizan para meditar- es una ejecutiva de televisión, pero la novela no es en absoluto una historia sobre el mundillo del periodismo. Como en muchas primeras novelas, Pepa Roma reconoció rasgos autobiográficos, pero no se identificó del todo con su personaje de ficción.Ilusiones que se desgastan, esperanzas rotas, anhelos inalcanzables fueron expresiones que la autora utilizó para definir su novela, al igual que la escritora Juana Salabert y la periodista Concha García Campoy, que arroparon ayer la presentación del libro en Madrid.

La acción transcurre en 24 horas de crisis y va alternando el tiempo presente con un pasado cercano y con evocaciones remotas. Dividida en capítulos muy cortos y en cuatro ceremonias (amanecer, mediodía, tarde y medianoche), Mandala está muy influida por Indiax, un país que significó durante mucho tiempo un cambio, una huida, para varias generaciones de europeos. Pepa Roma confesó que ha pasado largas temporadas en aquel país asiático, aunque no ha vivido varios años como la protagonista de su libro. Toda la novela está narrada en paralelo entre India y Madrid.

La obra de Pepa Roma obtuvo el pasado marzo el Premio Andalucía de Novela, dotado con seis millones de pesetas y al que optaron 245 obras. Es la primera vez que la editorial Alfaguara publica este premio. El director de la editorial, Juan Cruz, manifestó que el libro "viene de una rabia literaria y de la convicción de que la vida personal puede ser objeto de ficción".