¿Quien persigue a las ONG?

Las organizaciones no gubernamentales (ONG) que trabajan en Ruanda no sólo se han encontrado en medio de fuegos cruzados entre los enemigos tutsis y hutus de este país africano. Su posición como escaparate de Occidente en lugares de conflicto les ha hecho objeto de una hostilidad por parte de ambos bandos. Ni los radicales hutus que han regresado a Ruanda camuflados entre los cientos de miles de refugiados, ni el Gobierno ruandés, que quiere gestionar toda la ayuda internacional, quieren a las ONG."A las milicias hutus les interesa la inestabilidad. Ellos han regresado de Zaire y se han encontrado con que, sorpendentemente, la vuelta a casa de cientos de miles de personas se ha producido apenas sin problemas. Por ello, la mejor forma de desestabilizar la situación es atacar a los extranjeros. Saben que así serán primera página en todo Occidente, que el Gobierno ruandés responderá con la represión y que de este modo la población hutu volverá a movilizarse en su apoyo", decía ayer Ignacio Carreras, director general de Intermón, que ahora tiene a cinco personas en Ruanda.
Además de las milicias hutus, autoras de la muerte de los tres españoles, según los primeros testimonios, varias ONG reconocieron ayer a este periódico las trabas que les pone el Gobierno ruandés a su trabajo. Son "relaciones delicadas", en palabras de la portavoz de una ONG que trabaja en la zona. El Gobierno ruandés no permite vivir a los cooperantes en las comunidades de la población sino sólo acudir a ellas durante ciertas horas al día para efectuar su trabajo, controla exhaustivamente toda su labor y difícilmente concede permisos, según reconocen diversas ONG. "El Gobierno de Ruanda no quiere a las ONG, no quiere ojos extranjeros en su territorio", dice Carreras.
Todos los consultados, no obstante, descartan que el Gobierno ruandés pueda estar detrás del asesinato de los tres cooperantes españoles.
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